miércoles, 2 de noviembre de 2022

El fin de un ciclo en el Cordón La Llave: ¡Nueva Ruta!

Finalmente, mi relación con el Cordón La Llave llegó a su epílogo de manera natural. Es un circulo que en mi foro más interno se ha cerrado en la paz más absoluta, de forma caballerosa y honorable. Han sido tres años de aventuras, rebotes, obstinación, pero por sobre todo de enormes satisfacciones. Solo espero que el vértigo de sus rutas, la posibilidad de nuevas aperturas y el embrujo de su belleza, abrace a las nuevas generaciones.    

En este último viaje nos enfocamos en su cumbre norte (central) y el hermoso nevero superior que se descuelga en su cara sur, queríamos abrir algo ahí, pero sabíamos que la clave estaría en superar la zona inferior. Con un clima prometedor accedimos a sus blancas laderas, para instalarnos en un vivac que siempre tuve en mente, “la bóveda”. Se trata de un gran techo decorado con estalactitas, desde cuya altura y posición se tiene una vista impagable, alcanzando su máxima expresión al atardecer.

El primer día exploramos algunas opciones de ingreso a la via, pero las pocas posibilidades de protección (hielo delgado y roca sellada) no nos dejaron muy contentos. Sin embargo, revisando una fotografía, había una alternativa que podría ser viable en el flanco izquierdo, por lo que deberíamos probar suerte ahí. Con Duncan McDaniel, mi compañero en esta oportunidad, preparamos todo y salimos a dar la pelea al amanecer, esperanzados.

Un canalón diagonal de fuerte pendiente nos comenzaba a dar luces. Al parecer era por ahí. Aseguramos el primer largo y rápidamente vino el segundo, siempre escalando en una especie de travesía ascendente. Estaba ansioso por que mi compañero me confirmara que tenia el nevero a la vista, hasta que lo hizo. Desde una reunión montada sobre la roca pudimos - por fin - contemplar tranquilos el nevero superior, ahí estaba, en todo su esplendor, inyectando energía y motivación a nuestras humanidades.  

Fui por el tercer largo progresando decididamente hacia la derecha. La pendiente no era excesivamente fuerte, pero la exposición era alta y la nieve muy irregular. Nuevamente cambiamos la punta y paso Duncan, que solía moverse muy cerca de las rocas para ver la posibilidad de meter algún cacharro, usualmente sin mucho éxito. Nuevamente fue mi turno, esta vez la escalada era fuerte y derecho sobre una pendiente que iba en aumento. Para mi suerte pude meter algunos bichos, hasta aferrarme a la seguridad de los anclajes.  

Lo estábamos disfrutando. El terreno se dejaba escalar, la caída de material no era excesiva y el sol comenzaba a calentarnos con sutileza. Sobre nuestras cabezas se intuía la salida que se estrechaba en un canalón muy evidente y algo más vertical. Me tocó liderar los últimos metros hasta una suerte de pequeño collao donde nos dimos un buen descanso, la cara sur había quedado atrás y la tensión bajaba. A nuestras espaldas se divisaba la piramidal cumbre este, mientras que para la cima norte quedaba poco.

Tras 6 horas de escalada, y luego de remontar algunos neveros y un par de gateos en roca lo conseguimos. ¡Cumbre! Por segunda vez me paraba en lo alto de esta cima, habían pasado tres años desde aquella visita que había quedado testimoniada con un cordín, el cual tuve la suerte de encontrar. Disfrutamos la vista maravillosa, hidratamos, comimos algo y comenzamos a preparar el descenso que haríamos por la vía “Libre y Salvaje pero Toxico”, una ruta que yo mismo había abierto junto a Pablo Cid, y que sabia, solo requería dos rapeles de 60 metros.

Quiero agradecer a todas las cordadas que se han sumado en el desafío de visitar y explorar esta comarca montañosa: Javier Galilea, Raimundo Olivos, José Neira, Pablo Cid, Germán Villagrán, Francisco Niedmann, Tobías Hellwig y Duncan McDaniel. Desde el año 2019, la energía y la pasión de todos ellos ha sido fundamental para dar forma y fondo a un cordón montañoso que nunca más volverá a ser el mismo, ¡gracias totales!     


Detalle de la nueva vía: "El que busca encuentra" (60°/AD+/500mts.). "No es una línea lo que deseo pintar allá arriba. Es el retrato de un alma humana colmada".

martes, 30 de agosto de 2022

Actualidad: 1ra repetición de “Pepito paga doble”

“La historia de una montaña nunca termina de escribirse”, frase que se pasea por mi cabeza mientras pienso en todo lo que nos ha entregado el Cordón La Llave, al norte de Villa Mañihuales. Sin ir más lejos, hace un par de días le dimos forma a su último capítulo, inaugurando la temporada de montaña con la 1ra repetición de la vía denominada “Pepito paga doble”, abierta en agosto de 2019 por Raimundo Olivos y José Neira a la cumbre oeste (y principal del cordón).  

Luego de esperar por semanas una ventana climática, esta por fin llegó. Arreglamos las pilchas, definimos el equipo y partimos llenos de motivación. Inicialmente el proyecto consistía en abrir una nueva vía a la cumbre este, pero el exceso de nieve y la presencia omnipresente de avalanchas en la línea propuesta nos hizo desistir y cambiar de planes. Este invierno ha hecho de la suyas, trayendo con él importantes cantidades de nieve y frio - que espero - permitan se alargue la temporada.


El equipo de ataque lo conformamos Germán Villagrán y yo, Pelao Niedmann nos acompañó como apoyo y para aprovechar de hacer ski en las vírgenes laderas de esta comarca montañosa. Avanzamos lo que más pudimos con la camioneta hasta que iniciamos la marcha, una que nos tomaría solo dos horas para acceder hasta el limite de la vegetación donde levantamos nuestra pequeña fortaleza. El resto de la tarde evaluamos las condiciones, definimos el objetivo y nos fuimos al sobre entre risas y buena conversa. 

Siendo las 05:15 am. abandonamos la comodidad del campamento y nos sumergimos en una oscura noche, tratando de adivinar el mejor camino hasta nuestro pie de vía. Cuando el sol comenzaba a emerger en la línea del horizonte nos detuvimos por primera vez, estábamos en la base del característico y profundo canalón que le da forma a “Pepito paga doble”, justo bajo un tapón rocoso que amenazaba con ser el crux de la ruta.

La gran cantidad de nieve acumulada simplificó la rudeza de este tramo, el cual superamos escalando un par de metros por la izquierda, sin necesidad de asegurarnos. Más arriba la pendiente declinaba, pero ha ratos la nieve se volvía muy profunda, aumentando considerablemente nuestro desgaste, sumado al peso de todo el equipo, que incluía los skis de Germán, mis raquetas, cuerdas, estacas y algunos fierros.  

Buscando, a ratos logramos detectar las zonas más aceptables para progresar y ganar altura - en un ejercicio que si bien era bastante agotador - no perturbaba nuestro ánimo y motivación. Estábamos felices en aquel lugar, conviviendo con un terreno prístino y salvaje, en lo más íntimo de una montaña que poco sabe del mundo de los hombres, de camino hacia un altar vestido de hongos y carámbanos labrados por la mano de incesantes tormentas que en ese minuto firmaban un pacto de no agresión con nuestras humanidades.    

Antes de llegar al final del canalón cercado por intimidantes cornisas, torcimos levemente hacia la derecha, momento en que la pendiente alcanzo los 50°. Nuestro camino al cielo se mantuvo inalterable hasta unos 30 metros antes de la salida al filo, en ese lugar decidimos montar una reunión con estacas y asegurar los últimos metros debido a la exposición y la pendiente que llegaba a los 60°. Minutos más tarde, ambos nos parábamos sobre el enorme filo cumbrero a reorganizar el equipo e intentar recuperar el calor en nuestras manos. La victoria estaba cerca.   

A esas alturas, el paisaje se había desatado en toda su expresión. Ascendíamos sobre el filo en un día radiante, los Andes Patagónicos estaban ahí, luciendo su mejor tenida invernal, labrando aristas y modelando cumbres de cristal, un privilegio para aquellos que amamos la conquista de lo inútil, de lo aparentemente superfluo, pero que en algunos cobra y adquiere tanto sentido...el sentido de la vida.   

A las 10:30 am. nos dábamos el abrazo de cima. En lo personal, pisaba aquella cumbre por segunda vez y completaba mi cuarta ruta en el Cordón La Llave, por lo que me invadía la grata sensación de la tarea cumplida, del trabajo bien hecho. Llamamos a nuestros seres queridos, las fotos de rigor y nos fuimos para abajo, dejando tras nuestros pasos un exquisito día de montaña y - desde luego - nuevos proyectos en el horizonte. ¡Gracias totales!   

viernes, 29 de julio de 2022

Diciembre 2021 - Julio 2022: En la variedad esta el gusto...

¡Hay que desempolvar este blog señores! Pido disculpas desde lo más profundo de mi corazón. No daré excusas, ya que estas agravan la falta. Solo me remitiré a contarles un poco de lo que ha pasado en estos últimos ¡8 meses!, haciendo una breve síntesis de lo que fue el periodo rockero de verano, los trekking de otoño y, desde luego, el maravilloso juego del hielo que llegó con el apogeo invernal.

Durante el verano mucha deportiva y nada de cerros, lo que no quiere decir que este mal. El último pegue a la sur del Castillo exprimió mi ansiedad y mis ganas de manera importante, por lo que me dedique al pololeo con la roca, esa que quita y da tanto a la vez. Los “spots” fueron los clásicos: Coronavirus, Maitenal, Villa Jara, Bajo Hondo, Chabela y Mackay. También me di el lujo de conocer dos sectores de la región de Los Lagos, estos fueron Correntoso y Petrohué. Ambos me dejaron buenas sensaciones. 

Respecto a proyectos de escalada deportiva, solo hubo uno al cual le dedique un par buenos pegues en el sector de Bajo Hondo, cercano Villa Ortega. Se trató de “La Cenicienta”, un 5.11b de 32 mts. que me regaló el vuelo más largo de mi vida (cerca de 8 metros) y una bella cadena que sonó luego de un buen par de intentos en varias jornadas. Feliz, feliz, feliz...con eso me di por pagado esta temporada.  

“El verano acabó, y el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno” (al mejor estilo de Sabina), lo que no quiere decir que no se haya hecho nada. Aproveche la estación de las hojas y los colores cálidos para subir algunos cerros: El Divisadero (1.400mts.), Cinchao (1.350mts.) y Cordillerano (1.750mts.), los dos últimos en solitario, disfrutando de esos días radiantes y fríos, con las primeras nevadas amenazando con traer un invierno “a la antigua”.

Hasta que finalmente llegó. El invierno arribo con furia, harto frío y bastante nieve por todos lados. Había llegado el momento de ir por el vital elemento que estaba ahí, esperando por lo mejor y lo peor de nosotros, su majestad el hielo. A fines de junio se concreto la primera salida que tubo como destino la clásica “Bájense de ahí”, un WI2 perfecto para desempolvar los crampones, tornillos y piolets. Aquel día la temperatura se mantuvo entre los -10 y -12 grados, congelando hasta nuestros pensamientos.  

La intensidad invernal nos tenia preparada otra sorpresa. La cascada “Entre Amigos” (ubicada al lado de la ruta camino al portezuelo Ibáñez), se congelaba de manera seria por 2da vez en 10 años, oportunidad que hemos aprovechado para visitarla en un buen par de ocasiones, usufructuando de su increíble acceso, extensión, calidad y grosor, que nos ha permitido emplazar tornillos de hasta 20 cm. con comodidad. Un WI3 ¡Lindo, lindo, lindo!

Por ahora, la actividad hielera continúa, pero hay que reconocer que estamos muy atentos a las condiciones del clima y la montaña, para poner en marcha algunos de los proyectos alpinos pendientes. Si dios quiere, pronto llegará esa ventana energética que estamos esperando. Asimismo, quiero aprovechar este espacio para contarles que en abril llegó a este mundo mi hijo, Franco León, un bicho exquisito – hoy con 4 meses – que, si bien es demandante como todo bebé, representa un gran incentivo para cumplir mis sueños, que quién sabe el día de mañana, también puedan ser los de él.