“Los grandes proyectos montañeros no suelen ser al azar ni un antojo de
fin de semana, sino que los pololeas
durante un tiempo - meses o años - hasta que se dejan amar o te matan de
amor en el intento”. Palabras que resumen mi romance con el Cerro Palo (2.200 mts.), una
mole imponente y llena de historia, que sabía, podía estar a mi alcance en algún
minuto. Había que intentarlo.
El plan inicial era escalar
deportiva en El Maitenal con mi buen amigo y gran montañero, Guido Muñoz, sin
embargo, la previsión meteorológica comenzó a decirme otra cosa. Le expuse el
plan a mi compañero y en poco tiempo estuvimos caminando rumbo al campamento Neozelandés,
donde arribamos en tan solo 2 horas y ½, un tiempo excepcional que evidenciaba
nuestra condición física y motivación.
Dejamos nuestro equipo de vivac
en el campamento y partimos a eso de las 03:30 am. Cruzamos el estero Parada, comenzamos a remontar la morrena y posteriormente el glaciar que franquea la
cara Este del Cº Palo. En 2 horas alcanzamos el collao desde donde iniciaríamos
la escalada. La falta de luz nos obligó a esperar un rato mientras el frio hacía
de las suyas. Dejamos un pequeño depósito y fuimos por la embrujante cara norte
del Palo.
Buscamos indicios de la ruta NZ
inaugurada en 1976 y los encontramos. Rack, zapatillas, casco y para arriba,
escalando todavía con las manos heladas, pero con la esperanza de que el sol
pronto llegaría. Fuimos alternando la punta y dejando la mochila para el
segundo, estrategia que resulto efectiva a medida que ganábamos altura entre
torres, placas, fisuras, canalones y terrazas.
Sin ser un gran escalador y algo
lejano a los proyectos roqueros lo estaba disfrutando, como dicen por ahí: “Apretando
con la cabeza y empotrando con el corazón”. El primer paso duro llego en el 3er
largo, donde Guido cambio una fisura por una placa de buenos agarres pero muy
vertical, de protección dudosa y mala salida, al punto de que se paró sobre mis
hombros para alcanzar la primera regleta.
Los siguientes largos fueron
relativamente cómodos, "disfrutones". El sol comenzaba a brillar en lo alto ofreciéndonos
un gran panorama alpino, cielos azules y casi nada de viento. Escalábamos fluido
y sin contratiempos sobre roca aceptable. Nuestro sueño amenazaba con materializarse
poco a poco, metro a metro.
Finalmente alcanzamos la última
dificultad importante, un tramo de unos 7 metros, los primeros 3 en fisura y
los restantes 4 con una especie de “off-width” muy aéreo y vertical. Habíamos llevado
clavos, estribo y martillo por las
dudas, sin embargo no fue necesario.
Entre contorsiones dignas del circo “Du Soleil” Guido alcanzo la reunión.
Yo subí de segundo con menos dificultades que en la primera placa.
Más tarde vino un pasito por aquí,
un gateo por allá y la cumbre que estaba al alcance de la mano. A las 12:45 nos
parábamos en lo más alto del Cº Palo teniendo como testigo un día maravilloso.
Nos abrazamos emocionados, como lo hicimos exactamente 3 años atrás en la cumbre
del Monte San Lorenzo. La ruta NZ se escalaba por 4ta vez, éramos la 5ta
cordada que visitaba la cumbre y la 3ra chilena.
El descenso fue de cuidado, pero
logramos bajar sin inconvenientes. Dejamos algunas anillas y maillones para facilitar
la maniobra. En 3 horas estuvimos sobre el glaciar y a eso de las 17:30 arribamos
al campamento. A última hora de la tarde llegábamos al jeep y a las 22:30 a Coyhaique.
Atrás quedaba el recuerdo de un día intenso, lleno de voluntad y camaradería, el
día en que habíamos estado en la cumbre del mítico Cerro Palo.
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