lunes, 4 de julio de 2011

Actualidad: Retorno a la montaña patagónica

Apenas había desarmado la mochila proveniente de Perú, y ya estaba recibiendo una nueva invitación para ir al cerro. Con mi cordada patagónica nos habíamos fijado en la cara sur de una montaña que se levanta en las inmediaciones de Villa Cerro Castillo, un desafío innominado que en su aparente simpleza esconde muchas posibilidades. ¿Su nombre? cota 1998 IGM.

Salimos de Coyhaique a las 06:30 am. con un frío que pelaba las orejas (unos -8 aproximadamente). Con la carretera escarchada nos fuimos lento pero seguro hasta arribar a un campo donde pedimos autorización para acceder al cerro, nos esperaban 1.200 mts. de desnivel. Luego de 3 horas de marcha sobre nieve honda alcanzamos una suerte de olla donde la montaña cambiaba abruptamente de pendiente.

Nos abalanzamos rápidamente sobre los primeros metros, superando palas de nieve blanda que resbalaba sobre peligrosas lajas. A pesar de andar con el equipo y seguros para nieve y hielo, supimos de inmediato que seria difícil intentar una ruta directa por las condiciones del terreno, sin embargo, sabíamos que era posible terminar una línea “entretenida” por esta inexplorada cara de la montaña.

Los únicos descansos que ofrecía nuestra ruta eran pequeños y aéreos balcones acornizados desde donde aventurábamos la línea a seguir, progresando por pendientes que promediaban los 50° grados. Las características del terreno nos condujeron hacia el este, ascendiendo en una línea diagonal en dirección a una pequeña salida que se intuía en lo alto del filo.

Las horas transcurrían rápido y el frío se hacia notar, no habíamos visto el sol en todo el día y nos preocupaba que el ascenso se extendiera mas de la cuenta, por lo que encabece el grupo imprimiendo un paso constante. La recompensa llegó cuando alcanzamos el filo este, objetivo que nos demando superar expuestos y aéreos metros sobre nieve polvo y lajas sueltas.

Una vez sobre el diminuto filo – ¡donde tuvimos sol!- iniciamos un traverse hacia el oeste movilizándonos a través de la cara norte del cerro, marcha que en cosa de minutos tomo rumbo directo hasta la planicie cumbrera. Arriba, la luz y las montañas circundantes nos inyectaron la energía suficiente para recuperarnos, eran cerca de las 16:00 hrs.

Con la satisfacción de la tarea cumplida Daniel (KZ), Cristóbal (Chasca) y yo (Alturasur), celebramos la cumbre del cerro 1998 IGM, un bello mirador cuya vista sorprende en todas direcciones. Atrás quedaban las huellas de una posible nueva ruta y 6 horas de esfuerzo invernal.

Hidratamos, comimos y a bajar rápidamente, ya que la noche se nos venia encima. Elegimos una ladera relativamente cómoda para descender, la que solo nos demando hacer un rapel para superar una cornisa. Llegamos al jeep con luces de frontal a las 18:30, satisfechos de la experiencia que en lo personal me tocaba vivir tan solo 1 semana después de haber pisado la cumbre del Tocllaraju, todo un lujo del cual me siento muy agradecido.