lunes, 18 de junio de 2012

Actualidad: El placer de la reconquista

Luego de  un otoño algo flojo en el que solo destacaban algunas caminatas y un ascenso al cerro El Fraile (1.500mts.), cercano a Coyhaique, por fin se presentaba ante mis ojos uno de mis escenarios preferidos, montana, nieve y hielo, la combinación perfecta. Basto tan solo un día para alivianar la angustia en algunas de las rutas que ofrece el portezuelo Ibáñez.


Cuerda, crampones y piolets en mano, junto a dos amigos nos dirigimos hasta este familiar sector para probar suerte en “Bajense de ahí” (100m/65°max.), una entretenida ruta, relativamente sencilla pero de mucho ambiente, ideal para iniciar una reconquista con el preciado y frío elemento, el hielo.


Inicie la escalada superando una pendiente fácil (45°) sobre hielo muy duro, con algún resalte de 55° un poco antes de llegar al lugar donde decidí montar la reunión, cuando solo quedaban 5 mts. de cuerda. Mas tarde inicio el ascenso el 2do de cuerda, quien subió provisto de un jumar para facilitar la maniobra. El tercero cerró el grupo sin inconvenientes.



Muy animados fuimos por el segundo largo que también me toco liderar. En la salida me esperaba una pendiente de 65° sobre un hielo muy cómodo que disfrute a concho mientras iba ganando metros poco a poco, hasta alcanzar el final de la ruta donde arme la reunión para asegurar a mis compañeros. A esas alturas ya comenzábamos a pensar en galletitas y chocolate caliente.



La siguiente tarea consistía en probar suerte en “La Cortina”, un cascadon de 25 mts. (al ojo un WI3+) a la que accedimos desde arriba haciendo un rapel. Una vez en su base aprovechamos de hidratarnos y comer algo antes de escalarla en la modalidad de “top ice”. A diferencia de otra oportunidad en que la visite, ahora se encontraba muy cristalina y hermosa, pero ofreciendo una escalada muy delicada.


En vista de que la hora nos pillaba y uno de mis compañeros se encontraba algo agotado, fui el único afortunado en escalarla, ejercicio que me demando un gran esfuerzo y mucho corazón. La falta de regularidad y práctica había quedado de manifiesto, sin embargo, yo estaba feliz en lo más alto de “La Cortina”.


Con los últimos rayos de luz alcanzamos el vehiculo. Atrás quedaba un excelente día de montaña y escalada, disfrutando de un paisaje maravilloso y buena camaradería, la actividad perfecta para comenzar a aventurar los planes que deparara este invierno.