lunes, 13 de septiembre de 2010

"Toñita" y "La Cortina": ¡Dios salve al hielo!

Posiblemente se trataba de la última actividad en hielo de fusión de la temporada, estimulo más que suficiente para partir con las pilas puestas y la mejor actitud. Nuestros objetivos nuevamente se concentraron en el sector del portezuelo Ibáñez, un escenario que no deja de sorprender y desafiar.

El sábado por la tarde instalamos nuestra carpa en el sector portezuelo, pensando en iniciar la jornada con las primeras luces del alba, y así fue. El domingo nos dirigimos raudos al sector del primer objetivo, para lo cual remontamos un amplio canalón que nos dejo en la base de dos “pequeñas” cascadas donde tuvimos que elegir.

Por su longitud y aparente consistencia del hielo elegimos “toñita”, nombre que acuñé cuando la ruta por fin estuvo lista. Se trata de un lindo brazo de hielo, de unos 15 metros de longitud, muy irregular e inestable, pero altamente estético. Con tramos bastante verticales es un lindo desafío, sin embargo, con la retirada del invierno posiblemente no le quede mucha vida.

Luego de equiparnos y evaluar la ruta entramos en acción. Respire profundo y comencé a ganar metros lentamente, aprovechando pequeñas repisas que hacían mas cómodo el avance a través de un hielo “muy penoso”, blando y de poco espesor, pero no imposible.

Es medio de un paisaje sobrecogedor, hielo, nieve, montañas y cielo azul, fuimos dejando nuestras huellas sobre la cascada, aprovechando entre otras cosas, algunas formaciones en el hielo para “proteger”. Entre piolets, crampones y una buena dosis de fé, la ruta se convirtió en parte de nuestra historia y experiencia.


Más tarde vino el plato fuerte. Con el calentamiento consumado nos trasladamos al que ya habíamos visualizado como el gran objetivo del dia, “La Cortina”. Se trata de una gran masa de hielo que se precipita al vacío entre roqueríos y sombras, esperando por aquellos dispuestos a maltratar su esbelta y helada figura que se prolonga a lo largo de unos 25 metros de altura.

El hielo prometía mejores condiciones que en “toñita”, así como más regularidad y espesor. Sin perder más tiempo iniciamos la escalada que resulto larga y extenuante, pero inmensamente disfrutable. Definitivamente en ese lugar nos sentimos como niños en un parque de diversiones, sin embargo, sabíamos que no se podían cometer errores.

Nos alternamos la punta con KZ trabajando cada metro de la ruta. Las protecciones se mantuvieron dudosas, pero el ánimo no decayó en ningún momento y cada vez estábamos mas cerca. Al cabo de un par de horas (subimos con 7 tornillos) y luego de los últimos golpes de piolet, el esfuerzo había sido compensado, estaba en lo más alto de “La Cortina”.


Sin muchos elementos para armar una reunión confiable apelé a lo mejor de mi imaginación. Un solo tornillo (que no entro completo) y mis piolets hieleros sirvieron de anclaje para asegurar a KZ que subió con nuestro equipo personal. Una vez arriba en la seguridad de la planicie, respiramos tranquilos y aliviados, con el sabor de la tarea cumplida.

Como en otras oportunidades esta vez nos acompaño mi buen amigo Lucho Contardo, contertulio perfecto y gran colaborador. Varias de estas fotografías se las debo a él. En la imagen los tres mosqueteros de regreso, cansados pero con el ánimo suficiente para ir pensando en una nueva aventura. ¡¡Saludos montañeros!!

PD: Los nombres con que he identificado estos lugares de escalada tienen como objetivo compartir información haciendo más grafica y reconocible la documentación. Si alguien maneja información sobre estas cascadas (nombres o rutas), por favor compartirla.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Otra cara de los altares ¡¡como olvidarlos!!

Aprovechando un día despejado mientras viajaba entre Santiago y Balmaceda, tomé la maquina fotográfica y me abalancé sobre la ventana del avión con nostalgia. Allá estaban ellas, blancas, radiantes y eternas, dominando el irresistible paisaje cordillerano. A continuación, una pequeña reseña sobre la experiencia que viví en las montañas que pude retratar.

Volcán Antuco. Cumbre en julio del 2003. Mi primer volcán invernal, una maravilla que fue clave para abalanzarme sobre estos sucesivos sueños que se tejen en las alturas.

Sierra Velluda. Intento en octubre del 2005. Uno de los primeros desafíos que me demando una mayor cuota de técnica. Un lugar imponente y bello. Nos faltaron 80 metros para la cumbre que no alcanzamos por lo avanzando del día y la gran cantidad de gente que se junto en la montura que divide las cumbres norte y sur.

Volcán Tolhuaca. Cumbre en noviembre del 2004. Ascenso en dos días primaverales muy tranquilo. Un paisaje de araucarias sobrecogedor y una cumbre limpia y silenciosa donde me di el gusto de dormitar durante 15 minutos. Vista privilegiada a los demás colosos de la Araucanía.

Volcán Lonquimay. Varias cumbres en distintas épocas del año. Rutas sureste y sur. Un volcán escuela difícil de olvidar, muy afable con sus visitantes. También realizamos una travesía circular invernal a este macizo, dos días con pernoctación en cueva de nieve, buenísimo. Un cerro accesible y muy estético.

Sierra Nevada. Cumbres en la primavera del 2004 y 2007. Ascensos por ruta normal filo norte y variante oeste, esta última muy interesante. La sierra también ha constituido el escenario para encuentros de montaña, trekking y otras hierbas. Un lugar lleno de sorpresas y cosas por hacer.

Volcán Llaima. Varias cumbres en distintas épocas del año. Otro clásico muy bonito que resulta muy interesante para poner a prueba algunas capacidades. Los atardeceres desde su gran plateau principal son increíbles, el mejor lugar para disfrutar del ocaso. También ha sido escenario de instrucciones y paseos.

Volcán Villarrica. Varias cumbres en distintas épocas del año. Cerro muy visitado pero no menos hermoso, en el se siente el pulso de la tierra. Nada mejor que un buen villarricaso. También lugar de prácticas de escaladas en hielo (cara sur) y oficina de muchos amigos que posibilitan el sueño de mucha gente guiando.

Volcanes Mocho-Choshuenco. Cumbres en las primaveras del 2006 y 2008 respectivamente. Un gran escenario con varias alternativas. Hermoso glaciar, muy particular en su forma. El Choshuenco demanda un mayor desafío técnico, pero de todas formas accesible. Excelentes vistas, sobre todo a los lagos circundantes.

Volcán Puyehue. Cumbre en primavera del 2008, cerro tranquilo y relajado. Muy lindas vistas, ideal para aquellos que se están iniciando. El cráter es fenomenal, una caldera sacada de un parque jurasico. El refugio a los pies de su cara sur facilita aun más la tarea. Preveer ir con buen clima.

Volcán Casablanca. Cumbre en septiembre del 2006. El cerro me sorprendió, mucho frío, viento y nieve, finalmente en la noche se despejo y el cerro nos mostró un escenario maravilloso. Linda y tranquila cumbre, 100% recomendable pese a su baja altura. Nunca subestimar una montaña, menos en condiciones invernales.

Volcán Puntiagudo. Cumbre en septiembre del 2008. Un sueño hecho realidad, montaña llena de historias, muy estética y celosa. Su torreón final extremadamente aéreo y hermoso. Un cerro de largo aliento difícil de olvidar, las mejores fiestas patrias que recuerde, aunque haya tenido que cambiar las empanadas por “chewi” y la chicha por jugo isotónico.

Monte Tronador. Cumbre Argentina en febrero del 2008. Precioso cerro de grandes dimensiones, imposible no querer subirlo. Probablemente las grietas mas grandes y profundas que he visto. De dificultad moderada, el Tronador siempre dejara un bello recuerdo donde no faltaran las milanesas con su buena Quilmes. Los mosquitos casi me matan en la subida por el bosque.