domingo, 28 de febrero de 2021

¡Rayos y centellas! 1ra absoluta al cerro El Machi

“La carpa se ilumina por completo desde afuera, y unos segundos más tarde un contundente trueno se deja sentir con furia muy cerca de nosotros. Son las 04:00 am. y despertamos de un sopetón. Inicialmente pensamos que el cerro se nos venía encima, pero no. Con el paso de los minutos comprendimos que estábamos en el corazón de una tormenta eléctrica, a 1.450 mts. junto a una laguna sacada de un cuento de hadas”.    

Es parte de la aventura vivida en el cerro El Machi, de 2.050 mts. Una cumbre fronteriza cuyo desconocimiento y belleza fueron suficientes para acudir al llamado de su cumbre. Había estado en el sector unas semanas antes, por lo que gran parte del camino me era conocido. Senderos de vacas, acarreo, una subida final y allí estaba la laguna, quieta, radiante, sobre la base de una montaña que seducía con glaciares y torres de roca.  

El plan era atacar la cumbre el mismo día para aprovechar el buen tiempo. Dejamos montado nuestro campamento y nos fuimos para arriba. Rodeamos la laguna, algo de equilibrio sobre “slabs”, unos trepes y alcanzamos el glaciar sureste. Con crampones y piolet en mano resolvimos los primeros metros bastante expuestos. Una mezcla de diversión y concentración que más temprano que tarde nos dejo en la zona media de la montaña.

A pesar de notar el cansancio por las horas de viaje y la actividad misma, no quería aflojar el ritmo. El sol y el calor nos estaban dando duro. A ello se sumaron algunas pasadas expuestas y saltos sobre grietas transversales en el tramo superior, muy cerca del collao que comunicaba con Argentina. Finalmente, lo alcanzamos luego de escalar en roca unos psicológicos metros sobre la cabecera del glaciar.   

Descansamos un rato, ordenamos el equipo y reanudamos la ascensión. Fuimos jugueteando con la arista noreste, abordando algunos tramos de escalada y rodeando torreones con rumbo a lo más alto de la montaña. Aún no sacábamos la cuerda y los “cacharros” colgaban pasivamente del arnés. El panorama era idílico, cielos despejados, nada de viento y un numeroso grupo de cóndores siguiendo nuestros pasos.  

A las 16:00 hrs., 6 horas después de haber dejado la camioneta, nos instalamos en la cumbre de El Machi, posiblemente realizando su primera ascensión (se trataba de mi cuarta cumbre en el sector). Una hermosa montaña llena de posibilidades, cuya altura no menor la convierten en un mirador privilegiado de estas latitudes. Dejamos un pequeño libro de cumbre en una cajita de lata y comenzamos a preparar el descenso.

La bajada la realizamos por la arista suroeste, haciendo una travesía de la montaña. Esta nos demandó dos rapeles cortos y un buen pateo hasta el campamento, donde arribamos pasado las 18:00 hrs. Deshinchamos nuestros maltratados pies en las frías aguas de la laguna, comimos y nos hidratamos como reyes, luego de una ardua jornada que llegaba a su fin. Nos esperaba el calor de nuestros sacos y una noche de ¡rayos y centellas!

Antes de las 08:00 comenzamos a descender y a dejar este potente valle atrás hasta alcanzar la seguridad de la camioneta. Luego vinieron varias horas de viaje, una parada en Mañihuales y arribamos a Coyhaique, donde pudimos dar por concluida esta nueva aventura con mi amigo y cordada Tobías “moreno” Hellwig, a quien pertenecen algunas de las imágenes de este relato. ¡Gracias por apañar!     

jueves, 18 de febrero de 2021

Un lobo solitario en las cumbres del valle del río Machi

La verdad es que venia amasando desde hace un tiempo la idea de explorar las montañas fronterizas que posee el valle del río Machi, al interior de Alto Mañihuales. Sin embargo, la pandemia frustro los planes la pasada primavera y la ilusión se postergo. Acto seguido, dos amigos visitaron hace tan solo un par de semanas una de estas montañas, lo que me motivo a hacer un primer reconocimiento de cara a los proyectos de primavera.

Sin muchas cordadas disponibles, y con muchas ganas de volver al cerro, tomé la decisión de partir en solitario, un estilo que si bien es comprometido, te permite crecer y vivir las experiencias con un alto grado de intensidad, además de ponerte a prueba en todos los sentidos. Casi 4 horas de manejo, 1 hora de trekking, y me instale en medio del bosque a la sombra de mi primer objetivo. Sabía que en el sector suelen merodear jabalíes y ciervos, pero ninguno de ellos se acercó (gracias a dios).

A las 06.00 am. inicié mi marcha para alcanzar en unos 20 minutos el limite de la vegetación. Luego comencé a ganar altura sobre un enorme acarreo que parecía infinito, pero yo no estaba dispuesto a detenerme. Las luces del amanecer ya estaban sobre mí, mientras me movía a buen ritmo y casi sin detenciones, como suelo hacerlo cuando ando en solitario. El estado físico me estaba acompañando en una mañana fresca y de viento escaso. 

Muy pronto estuve en una especie de portezuelo que comunica con Argentina, lo que me revelo un hermoso panorama. Posterior a ello vinieron algunos gateos y trepadas menores que me dejaron en la arista somital. Allá estaba la cumbre que perseguía, luciendo una especie de cubo rocoso de unos 40 mts. de altura que remataba en la cumbre. El primer objetivo estaba cerca y aumento mi motivación. 

Una vez en la base me puse las zapatillas de escalada, elegí la línea que se intuía mas conveniente y me lancé por unos 28 mts. de roca con un grado aproximado de 5.6. Una especie de diedro tumbado con algo de adherencia que me exigió máxima concentración. Una vez arriba camine hasta el punto mas alto y disfrute de aquella hermosa mañana alzando mis brazos al cielo sobre la innominada cumbre, cuya altura alcanza unos 2.050 mts. 

Posiblemente el primer ascenso llegó a manos de la cordada que había visitado el sector solo un par de semanas antes, eventualmente el mío era el segundo y primero en solitario. Para el descenso hice un rapel de 30 metros desde una anilla y abandoné la zona más comprometida para comenzar a analizar el siguiente objetivo, que se mostraba majestuoso y atractivo en el horizonte.   

Descendí varios metros alcanzando el portezuelo y mas tarde la base de mi nueva obsesión. Analice la situación, la ruta, mi cuerpo y mi cabeza, y todo parecía andar bien para intentarlo. Nuevamente para arriba, bailando sobre el bendito acarreo, buscando pasadas y canalones que me permitieran progresar. Luego de errar el camino un par de veces y acertar en otras, me vi muy alto en la montaña. La cumbre parecía estar peligrosamente cerca. 

Supere algunos tapones rocosos nada fáciles, de unos 3 o 4 mts. hasta situarme bajo lo que se intuía como la pared final. En ese instante me calcé las zapatillas y me fui para arriba “con la pura fe”. Unos aéreos 20 mts. de escalada de aproximadamente 5.7 me condujeron a lo más alto de la cumbre Oeste, donde comprendí que mi camino llegaba hasta ahí, por lo expuesto de continuar en solitario y sin protección. Estaba feliz, mi ímpetu y obstinación me regalaban la segunda cima de la mañana. Un poco más allá y levemente más altas, se apreciaba la cumbre Central y Este (principal). 

El descenso me obligo a hacer un rapel desde una anilla para alcanzar la línea de canalones. Posteriormente vino el interminable descenso sobre piedras y bolones de roca que estremecieron mis rodillas y tobillos hasta el reencuentro con el bosque. Luego arribé a mi carpa y continué con las maniobras de retirada. La montaña y su paz nuevamente invadieron mi alma y mi corazón, recompensando la motivación y el atrevimiento de convertirme en un lobo solitario. "Solo en nuestra soledad somos nuestra verdad". 

* Se desconocen otras actividades deportivas, así como las cotas oficiales y nomenclatura del sector. Se agradece cualquier información al respecto. Un abrazo y ¡buenas cumbres!