“Ciertamente no era la más alta, ni la más técnica, ni la más popular, pero era la montaña que yo quería subir. Cuando la contemple a lo lejos hace poco más de tres años su emplazamiento solitario, belleza y desconocimiento me cautivo. Hoy pudimos conocer de que estaba hecha”. Fueron mis primeras letras para referirme a la actividad que realizamos en el sector del portezuelo Cofré, en una particular “Torre Sin Nombre” cuya altura alcanza los 2.170 mts.
Después de estudiar la zona a través de imágenes y fotos satelitales me embarque en esta aventura junto a Pedro Sepulveda, con quien iniciamos la marcha a eso del medio día con la intención de atravesar el bosque y alcanzar el límite de la vegetación. Este tramo no fue tan penoso, e incluso tuvimos la suerte de encontrarnos cara a cara con una hermosa pareja de huemules, lo que auguraba una buena jornada.
En poco más de cuatro hora nos detuvimos frente a un impresionante anfiteatro montañoso donde decidimos pasar la noche (1.100 mts). El resto del día evaluamos la ruta a seguir, comimos, hidratamos y nos fuimos al sobre poco antes de que se esconda el sol. Desde la “comodidad” de mi vivac pude apreciar un espectáculo de luces y colores que invadió las nieves eternas.
Iniciamos la marcha a las 04:30. La madrugada estaba fría y sin viento, agradable para caminar. Nos desplazamos a buen ritmo y constantes, ganando altura con rapidez. Luego de calzarnos los crampones abordamos una canaleta y más tarde un nevero que nos depositó sobre una gran repisa rodeada de formaciones heladas. El amanecer se había desatado en todo su esplendor, hablándonos de montañas y cumbres infinitas.
Intuyendo la ubicación de nuestro objetivo fuimos por un pequeño collao donde comenzaba a pegar el sol, punto de la ruta que nos permitió ver por primera vez la torre que andábamos buscando. Se trataba de la máxima altura del cordón, en cuya cumbre se lucían impresionantes y escarpadas coliflores de hielo. Continuamos al marcha hasta su base atravesando un desierto helado hacia el sureste.
La torre final nos demandó una fuerte pendiente inicial, más tarde un gran nevero y finalmente los aéreos picachos cumbreros, compuestos por dos protuberancias de idéntica altura. A las 09:30am. gritamos cumbre, parados sobre una diminuta cima desde donde era posible extender la vista cientos de kilómetros a la redonda en una mañana radiante. A nuestros pies de mostraba el amplio valle del río Sin Nombre.
El descenso lo realizamos sin complicaciones, absorbiendo la enorme paz y energía que nos entregan están montañas del fin del mundo, agradeciendo cada paso y cada bocanada de aire emanado de estos rincones misteriosos y desconocidos que nos extienden una invitación permanente. Para conocer los detalles de la primera exploracion en el Cofré, pinchar en el siguiente link: http://alturasur.blogspot.com/2011/09/exploracion-dieciochera-los-secretos.html