martes, 7 de diciembre de 2010

El Balcón del Emperador: ¿Primera absoluta?

El montañismo en Patagonia siempre te da la posibilidad de explorar o visitar lugares muy poco concurridos, donde las rutas quedan a cargo de nuestra imaginación. La cordillera “Emperador Guillermo” forma parte de esta fantasía realidad, un lugar único que curiosamente se presenta muy accesible. El objetivo fue el hasta ahora por nosotros denominado C° Balcón, mirador único de aquella comarca montañosa.

Con los datos que me otorgo mi amigo cariñosamente apodado “chacalvis”, un clásico de estas cordilleras, nos dirigimos rumbo al “emperador”, situado unos 15 kms. al oeste de Villa Ortega. Carretera austral, un camino maderero, cruce de ríos y buen olfato en el bosque nos permitieron progresar rápido. La primera recompensa del día estaba cerca.

Por fin en la morrena, y un soberbio paisaje de cerros y aéreas torres de roca se desplegaron a nuestro alrededor. Contemplamos, decidimos el objetivo y caminamos los últimos metros hasta la cima de una hoya de origen glacial donde instalamos nuestro vivac. Fueron entre 3 y 4 horas de marcha hasta este lugar. Estudiamos la zona, comimos y nos fuimos al sobre.

Iniciamos el ataque de cumbre a las 05:20 am. Cielos prácticamente despejados y temperatura moderada vigilaron nuestro andar. La nieve de mala a pésima retardo nuestro avance pero no cedimos. Primero ascendimos directo y más tarde nos montamos sobre el glaciar que lucia bastante cerrado aun. Luego de un largo traverse superamos dos rimayas y fuimos derecho hacia arriba.

Estruendos de avalanchas y caídas de material comenzaron a ganar protagonismo en el ambiente, lo que nos mantenía alertas ante cualquier evento que se desarrollara a nuestro alrededor. Sin embargo, algo nos decía que aquella mañana la montaña nos daría una oportunidad, y nos permitiría peregrinar ininterrumpidamente hasta lo más alto de aquel terreno, posiblemente virgen.


La última sección de este enorme balcón natural, lo constituía una rampla de 120 mts. y unos 50° grados de inclinación, por lo que el uso de ambos piolets facilitarían la maniobra. Una mezcla de determinación y concentración nos invadió, mientras progresábamos por la única sección de nieve digna que se presento a lo largo de toda la ruta.

Observé como los pasos de KZ al fin alcanzaban la meseta cumbrera, quedaba poco. Al cabo de unos minutos fue mi turno, montándome aliviado y sereno sobre el terreno casi plano, pero extremadamente ventoso de la cumbre. Atrás quedaba la bella rampla que resguardaba lo más alto de la montaña.

Luchando contra el viento recorrimos los últimos metros hasta el punto más alto, la cumbre, que se mostraba celosa hacia el sur. Habian pasado 4 horas y ¼ después de aquel primer paso con rumbo al cielo hasta que la montaña estuvo completamente bajo nuestros pies, ¡cima del Balcón! Estábamos a 2.000 mts. de altura, sobre una cumbre que no lucia rastro alguno de haber sido visitada, dominando un panorama increíble de montañas.


Luego del ritual de cumbre correspondiente con testimonio incluido, iniciamos el descenso, esta vez utilizando la cuerda para efectuar algunos rapeles. Maniobra tras maniobra fuimos perdiendo altura, alejándonos de un altar donde solo había reinado el gélido viento y la pureza de la nieve.

Además, aprovechamos esta salida para aventurar nuevos ascensos en la zona, incluido alguna tentativa a la cumbre principal de la cordillera Emperador Guillermo. Definitivamente una zona con mucho potencial, grandes desafíos e infinita belleza. Saludos y ¡buenas cumbres!