jueves, 17 de septiembre de 2020

Especial Invierno 2020: "Corazón caliente, mundo frío"

¡Pandemia, pandemia, pandemia! Qué año señor. Pero bueno, como lo leí por ahí alguna vez, debemos agradecer que “caminamos por la vida con el gusto de sentirnos vivos y de estar donde se ha querido”. Nada más cierto, porque este invierno también lo pudimos disfrutar, siendo conscientes de que se trató de un gran privilegio, un privilegio por el cual muchos “compañeros de armas” hubiesen dado la vida en el resto del país.

Harto WI (Water Ice), una cumbre en el Pico Negro y dos revotes montañeros que valieron la pena. Ese es el resumen de estos últimos tres meses que pasare a explicar con un poco más de detalle. El Portezuelo Ibáñez no falla, allá visitamos clásicas de invierno, como son “Bájense de ahí” (WI2), “Sobre cero igual se escala” (WI3/M3), la fiel “Cortina” (WI3) y como guinda de la torta, una cascada que nunca había visitado y me encanto “La Vela” (WI3+).

 

¿De que se tratan esos revotes? El primero de ellos fue a fines de junio en mi querida cordillera olvidada al norte de Mañihuales. Harta nieve, harto frio, malas condiciones para escalar, pero un tremendo disfrute, un reencuentro real con el invierno que nos envió para la casa con una tremenda sonrisa y satisfacción. La montaña nos dio lo que andábamos buscando y lo agradecimos.

El segundo revote fue algo mas serio. Fuimos por la cara sur del cerro Sahne Nuss con la idea de repetir la vía denominada “El camino del Arriero”, de cuyos 6 largos solo escalamos 3 y ½, al ser detenidos por las malas condiciones que presentaba en su parte baja una cascadón (WI4) de unos 20 mts. Pese a todo nos retiramos felices, pudimos escalar unos largos hermosos de terreno alpino con mucho frio, ambiente y soledad invernal.

Quiero destacar la voluntad y entrega de mis cordadas en este particular invierno pandémico. Abrazos y agradecimientos a Pablito Cid, Javier Galilea, Fran Stock, Gino Andreani, Tobias Hellwig y Hernán Calvis. Como dijo papacho: “Hay que ir a picar hielo para ponerse valiente y luego pasar al cerro”. Cuánta razón, ¡nos vemos en la montaña!     

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