miércoles, 24 de diciembre de 2008

Ultimo tema 2008: "Hijos del Monte"

Amigos todos. Aprovecho de despedir el año 2008 con un tema bastante singular, pero absolutamente ligado a nuestra querida montaña. Muchos se abran encontrado con alguna de estas singulares presencias, quienes hacen de la cultura de montaña una experiencia más intensa y hermosa. !Feliz navidad y los mejores deseos montañeros para el año que esta por venir!

Insectos: Normalmente en montaña es posible apreciar diversos insectos, muchos de los cuales ponen a prueba nuestra paciencia y tolerancia. Como olvidar el interminable acercamiento al Volcán Yate o al Monte Tronador en época de verano, cuando los tábanos casi nos comen vivos.



Hongos: Nos suelen llamar la atención cuando merodeamos a traves de los parajes verdes e inmaculados del sur de Chile. Comúnmente adheridos a los árboles o parte de troncos caídos, estos hongos son una prueba más de la vida que habita en nuestros bosques.



Animales: En la zona altiplanica es bastante común cruzarse en la ruta con llamas o alpacas que curiosean a pocos metros de nosotros. Distinto es el caso de las mulas o caballos, que comúnmente trabajan porteando equipamiento hacia los campamentos base.





Flores: A pesar de mi ignorancia sobre el nombre de estas bellas obras de la naturaleza, cada vez que puedo me detengo a contemplar la delicada perfección que se refugia en estas caprichosas flores, ofreciendo color y vida a los hermosos valles que nos conducen a lo alto de las montañas.




sábado, 13 de diciembre de 2008

Una excelente opcion: Volcan Choshuenco

Nuevamente guié mis pasos hacia el sur, esta vez en la búsqueda de una montaña que me había sido esquiva, y que por lo demás, representaba uno de los últimos clásicos de la zona sur fuera de Patagonia, aun sin resolver, el volcán Choshuenco 2.415 mts.

Temuco, Panguipulli, Choshuenco y Enco, por fin estábamos en el cruce que nos llevaría hacia el sector del refugio del Club Andino de Valdivia, lugar adecuado para iniciar el ataque a la cumbre desde el oeste. Fueron 14 kms. de dura caminata siempre ascendiendo, hasta que arribamos a la enorme estructura de madera donde pernoctamos.

Iniciamos la marcha cumbrera a eso de las 05:00, para luego de media hora salir del bosque y encontrarnos con las luces del amanecer. La ruta continua ascendiendo sobre pastizales del tipo “patagonico”, siempre en forma directa, siguiendo unos viejos postes que alguna vez fueron pieza clave de un andarivel.

Finalmente alcanzamos la zona de morrena donde el viento se hacia sentir con fuerza, impidiéndonos caminar con holgura. Nos abrigamos y continuamos con la marcha que en poco tiempo nos condujo a los primeros manchones de nieve. Subimos hasta que la visibilidad fue nula, momento en que nos refugiamos en unas rocas esperando que mejorara, pero la espera seria en vano.

Para ganar tiempo y metros continuamos a ciegas sobre la nieve, muy atentos a las posibles grietas, pero el glaciar se presentaba bastante cerrado. Luego de avances y esperas, mejoro la visibilidad y pudimos ver el objetivo, todavía lejano, por lo que apuramos el ritmo hasta alcanzar el plateau principal.

Para nuestra mala suerte nuevamente comenzaron a entrar nubes que cubrieron el cerro, pero no desistimos e intuitivamente conectamos con el filo que nos llevaría hacia la cumbre. Superamos la línea de las nubes y tuvimos el torreón final a la vista, nos pusimos el equipo, atravesamos una zona de grietas que no ofreció grandes dificultades y accedimos a la zona de rocosa.


Unos 30 metros de roca muy descompuesta y abrasiva fue el ultimo escollo a resolver, habíamos completado 9 horas de actividad, pero la cumbre era nuestra! Un filo angosto y delicado constituia lo más alto del coloso, que cuenta con una vista maravillosa en todas direcciones. Abrazos, fotos y para abajo.


Fueron 3 horas de descenso hasta el refugio, lugar donde pasamos la noche para retirarnos al día siguiente felices y agradecidos, con la satisfacción de la tarea cumplida. Nuevamente habíamos tenido el privilegio de conocer las maravillas que ofrecen una montaña y su entorno.

martes, 2 de diciembre de 2008

Actualidad: ...y fue un puyehuaso apatronado

Habiendo visitado un número importante de volcanes del sur de Chile, aun tenía pendiente un clásico de aquellos. Esta vez acudimos al llamado del volcán Puyehue, cono de fuego cuya altura alcanza los 2.240 mts. ¿La novedad? iríamos con “la mano que aprieta”.


Viajamos desde Temuco hasta el fundo El Caulle, lugar de común ingreso para ascender el volcán, y desde donde se comienza a remontar un sinuoso sendero que se interna por los secretos del bosque, en un trekking que promedia las 4 horas hasta el sector del refugio, ubicado en el límite de la vegetación.



Algún agotamiento y voces de cansancio evidenciaron las féminas del grupo, nada que una buena comida y la respectiva hidratación no pudiesen aliviar. Paseamos por el hermoso sector, evaluamos las condiciones de la ruta y nos fuimos a dormir, esta vez sobre camarotes de madera, dispuestos en el amplio refugio con que cuenta el lugar.


Nos levantamos temprano para salir con las primeras luces del amanecer. Las condiciones eran ideales, muy poco frío y una brisa fresca invitaban a caminar y así lo hicimos. Ascendimos directo, pasando rápidamente de la vegetación a material volcánico, y más arriba al blanco reino de la nieve.


A medida que ascendíamos me impresionaba la vista hacia el sur, decorada de los más distinguidos volcanes - la mayoría ya visitados - y de los cuales solo existen bellos recuerdos. Tronador, Casablanca, Puntiagudo, Osorno, Calbuco y Yate, el circuito perfecto.

Luego de remontar un tramo de buena nieve alcanzamos la arista que conduce al cráter principal. El viento y el frío allí se hicieron notar, pero solo sirvieron para condimentar aun más nuestra ascensión, que hasta el momento se realizaba sin complicaciones.


Cuando promediábamos las 3 horas de ascenso, las damas del grupo se apoderaban de la cumbre, estaban en lo más alto del volcán Puyehue, en lo más elevado de su increíble estructura. Y así, poco a poco, nos fuimos reuniendo todos en la cumbre, al abrigo de nuestras emociones.


Permanecimos en la cima por 45 minutos, admirando cada centímetro del horizonte, cada detalle de estas tierras. El enorme cráter que allí duerme habla por si solo, apoderándose de las miradas, las fotografías y los comentarios que se articulan en voces satisfechas.


Descendimos pausado, con calma, dejándonos sorprender por estas laderas ahora entibiadas por el sol, hasta arribar al refugio. Ordenamos nuestro equipo y continuamos rumbo al valle, alejándonos gradualmente de estas recomendables alturas, de estos exquisitos escenarios que nos llaman a ser montañistas o trekkeros.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Magazine: objetos y momentos notables!

“Los ojos de la noche”

Posiblemente se trate de la noche más idílica que me haya regalado la montaña. Habíamos levantado nuestro campamento al centro del glaciar. La luna llena se ocupaba de mantener una luminosidad total, el frío era moderado y solo una pequeña brisa que apenas se percibía al interior de la carpa se encargaba de recordarnos donde estábamos, increíble. Nevados de Sollipulli, Mayo de 2007.

“Más allá de la cumbre”

El viaje había sido largo, pero la ilusión se ocupaba de mantenernos con energía y motivados. Estábamos en un país hermoso, de una riqueza cultural envidiable y montañas asombrosas. Luego de un arduo esfuerzo alcanzamos la esbelta cima que nos ofreció mucho mas que una cumbre, nos regalo una visión privilegiada de estas latitudes. Bajo una fina capa de nieve se escondía esta sencilla pero simbólica llama de totora, constituyendo un regalo perfecto para traer conmigo un pedacito de aquellas mágicas tierras. Bolivia, Junio de 2008.

¡Saco a la vista!

Finalmente alcanzamos el campo alto. Estábamos a unos 4 mil metros rodeados de un soberbio panorama de montañas y glaciares. Cuando sacaba mi saco de la mochila este rodó por las abruptas laderas, desapareciendo pendiente abajo, con la probabilidad muy cierta de detenerse al pie de la montaña. Pase una noche increíblemente fría deseando el amanecer. Al regresar de la cumbre divise mi saco muy abajo sobre un resalte rocoso. El había sobrevivido a la caída, yo a aquella inolvidable noche. Cº Morado, Noviembre de 2007.

“Ahora somos perros”

Hace más de 4 años que ingrese a las filas del glorioso club de montaña “Perros de los Andes de Temuco”. La experiencia de vivir el montañismo a través de un club es inigualable, y no solo por el valor deportivo, sino más bien por el capital humano que es posible encontrar en ellos. Amigos, compañeros, cordadas, todos soñamos juntos siendo cómplices de nuestras experiencias y anhelos. Temuco, 2004 – 2008.

“El sentimiento de la montaña”

Unas 9 horas de marcha con rumbo al cielo se detenían en aquel lugar. El desierto finalmente estaba frente a nuestros ojos, inmenso, casi irreal. Era nuestro momento cumbre, la instancia para las felicitaciones y los abrazos merecidos. Haya estábamos, a casi 6 mil metros de altura, viviendo la montaña y todas las satisfacciones que en ella subyacen. Definitivamente, una imagen muy representativa de nuestro deporte. Volcán Licancabur, Octubre de 2007.

“Utilidad y simbolismo”

Lo cierto es que su estilizada figura se ha convertido en la herramienta símbolo del montañismo. Con numerosas posibilidades en el mercado, el piolet es una parte esencial del equipamiento cuando pensamos en las altas cumbres. Su enorme funcionalidad y la personalidad que proyecta genera que de el se hagan numerosas lecturas, la mayoría de ellas orientadas a la acción y el desafío. Aca les presento un piolet bien especial, ¡Not for climbing!

¡Un primer lugar!

Como buen aficionado a la fotografía de montaña me decidí a participar en el concurso latinoamericano de fotografía Tatoo 2008, obteniendo con esta imagen el 1er lugar en la categoría de escalada. En la accion, mi amigo Pablo escala una ruta escuela entre las grietas de la cara sur del volcán. Con mucha fortuna y una cuota de talento, el encuadre resulto ser un gran momento para una bella fotografía. Volcán Villarrica, Mayo de 2008.

“Recuerdo para lo inolvidable”

En una teja de alerce recogida desde algún rincón del bosque, mi amigo Geyson decidió inmortalizar lo vivido. Habíamos pasado unas fiestas patrias inigualables, cuatro días viviendo a la sombra del volcán, disfrutando de sus laderas y por un breve pero mágico instante de su celosa cumbre. Todo se había alineado a nuestro favor, permitiéndonos volver a casa con un bello recuerdo materializado en este pequeño trozo de madera. Volcán Puntiagudo, Septiembre de 2008.

martes, 11 de noviembre de 2008

Actualidad: ¿Un Diablo en Lo Valdes?

Llevo un par de años subiendo cerros en la zona central, lo que me ha permitido conocer importantes sectores para la práctica del montañismo en Chile. Pese a ello, existía un famoso valle que me había sido imposible visitar a la fecha: El Cajón de Lo Valdes.

Estudiamos la fecha, definimos el grupo y partimos 4 montañeros rumbo al cerro Diente del Diablo, objetivo escogido para la ocasión cuya figura se levanta el final del cajón, ofreciendo unas llamativas puntas rocosas e interesantes canalones de nieve.


Viajamos a Santiago y más tarde a Lo Valdes, para comenzar con el acercamiento al medio día. Nos internamos por el valle disfrutando de la enorme belleza que lo rodea, así como de su inigualable vista a clásicas cumbres que se yerguen en la zona. La marcha que comenzó a través de arbustos y pedregales, acabo sobre blancos lomajes que se internaban en lo más íntimo del cajón.


A eso de las 18:00 hrs. levantamos nuestro campamento a unos 3.000 mts. de altura. La vista de los Retumbaderos y el Diablo era excelente, así como la de nuestro objetivo el cual teníamos al frente. Nos alimentamos e hidratamos al abrigo del ocaso, disfrutando de un merecido descanso luego del largo acercamiento.


Alrededor de las 04:00 am. iniciamos el ataque a cumbre. La noche era tranquila, sin viento y frio moderado, hasta detenernos en la base de la primera canaleta. La remontamos superando unos incómodos penitentes que la surcaban en su totalidad, hasta alcanzar el primer portezuelo de la ruta. Comenzaba a amanecer y el frio se hacia notar con mas fuerza.


Luego de equiparnos iniciamos el “traverse” para ganar la canaleta final. Lo hicimos desencordados, aprovechando la buena calidad de la nieve que permitía pasos seguros. Una vez bajo el canalón lo comenzamos a remontar asegurándonos de anclaje a anclaje sobre la fuerte pendiente, disfrutando de la subida y refrescando algunas técnicas de escalada básica.



Por fin en el segundo portezuelo. Anclamos una cuerda fija para la hacer mas rápido el avance de la segunda cordada que subía, y nos dirigimos al gateo final. Pasos algo expuestos nos esperaban sobre la roca, pero nada muy delicado. En un par de minutos nos abalanzamos sobre la estética cumbre del Diente del Diablo 3.943 mts. disfrutando del amplio panorama que ofrece desde sus alturas.


Poco después arribaron a la cima nuestros compañeros, por lo que la satisfacción fue aun mayor, era el momento cumbre. Una vez mas nuestro esfuerzo rendía sus frutos, esta vez sobre un idílico mirador de los Andes Centrales.


El descenso hasta el campamento estuvo tranquilo, salvo por los molestos penitentes del primer canalón. Algo más de marcha bajo el sol, y nuevamente en la seguridad de las carpas. El tercer día disfrutamos de la convivencia, compartimos al abrigo de unos mates y de una entretenida conversación. Mas tarde descendimos hasta Baños Morales y luego a Santiago, agotados pero conformes de la experiencia vivida en el ahora conocido Cajón de Lo Valdes.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Especial "Cordadas": Mas allá de la balaclava

He aquì una breve descripcion, muy sintetizada, de los personajes que se esconden bajo el casco y tras la balaclava. Las cordadas de una vida...

Paulo Vallejos: Con un estilo relajado y algo silencioso “Vallejos” representa al tipo comprometido y dispuesto cuando confirma su participación. Sin ser muy regular para salir es posible contar con el en todo momento. Con buena disposición para ofrecer equipo o traspasar conocimientos, el “viejo” Paulo ha sido siempre un aporte. He compartido con el cerros tales como el Mirador del Morado, la Sierra Velluda y el Volcán Osorno.


Nicolás Palma: A su corta edad “niko” ha demostrado tener grandes cualidades para el montañismo. Posee una capacidad física envidiable y un manejo sicológico a toda prueba, condición que lo ha hecho progresar a un ritmo fuera de lo común. Inquieto y sonriente, esta siempre dispuesto al desafío, ofreciendo gran empatía y entusiasmo. He compartido con el cerros tales como el Moai, Punta Chile, Sierra Nevada y Monte Tronador.



Ricardo Pradenas:
Si bien no es muy regular para salir, Ricardo es una persona de grandes cualidades pedagógicas. Muy paciente y gran conversador, esta dispuesto a traspasar sus conocimientos en todo momento. Los primeros auxilios son su plato preferido, seguido del manejo de cuerda y técnicas varias de campamento. Querendón y dispuesto siempre a escuchar, he compartido con el cerros tales como el Volcán Lonquimay y Callaqui, además de desarrollar algunas practicas de técnicas invernales (cuevas).



Claudio Lopez: Su sello es la sonrisa. Si bien se inicio algo tarde en el montañismo, es un amante de la naturaleza. Muy cooperativo y buen planificador, le gusta atreverse a los desafíos siempre con una cuota de prudencia. De un ritmo lento pero seguro, Claudio ofrece amistad, honestidad y ganas en todo momento, además de apoyo audiovisual. He compartido con el cerros tales como el Volcán Licancabur, Yates, Llaima y Domuyo.


Marcia Gutierrez: La mayoría de las veces es la cuota femenina de las salidas. Con gran disposición Marcia participa muy activamente de las actividades, adaptándose continuamente a los “machos” del grupo. Buena conversadora y sonriente la mayoría de las veces. De gran prudencia, siempre apoya las actividades de nivelación. He compartido con ella cerros tales como el Volcán Licancabur, Lanin y Domuyo, además de un curso de ski randonee y técnicas invernales.


Geyson Millar: Extremadamente conversador, es el “Arjona” de las salidas. Muy hippie y enamoradizo, amante de la bohemia y la pachamama. De buen ritmo y gran experiencia, otorga ambiente y seguridad al grupo. Ha dedicado su vida a la montaña, lo que paradójicamente no le permite mucha regularidad para salir. Si bien no hemos salido mucho, he compartido con el emblemáticos cerros, tales como el Plomo, Volcán Lanin y Puntiagudo.



Cesar Ibáñez: Oriundo de un club de montaña local, ahora desaparecido, Cesar ha comenzado a formar parte de nuestro entorno de montaña, ofreciendo gran empatía y compromiso. Excelente persona, de agradable conversación y muy buen sentido del humor. Responsable y buen planificador, es un excelente navegante, con un amplio domino en cartas y GPS. He podido compartir con el una practica de escalada en hielo, algún trabajo de técnicas invernales y un ascenso al cerro Diente del Diablo.


Miguel Pezo: Ha sido mi cordada más sistemática en el tiempo. De palabras justas es un excelente compañero de salidas. Dispuesto siempre a progresar en la búsqueda de nuevos desafíos, posee una gran capacidad física, nobleza y empatía. Miguel es altamente confiable y cooperativo. Hemos desarrollado actividades a lo largo de todo Chile, además de algunos ascensos en Argentina y Bolivia, tales como el Volcán Parinacota, Puntiagudo, La Paloma, Huayna Potosí y Pequeño Alpamayo.



Otros: Mis disculpas y agradecimientos a la vez, a aquellas cordadas que si bien han sido compañeros ocasionales, “son culpables de algo que ha marcado mi vida para siempre. Cómplices en el delito de desafiar al destino”.