sábado, 18 de noviembre de 2017

¡Fuimos por más! Nueva cumbre en el valle de Las Gemelas

Entre “pegues” de deportiva y algo de bicicleta, sentía que la hora de retornar a la montaña había llegado. Desde hace algún tiempo venia amasando la idea de hacer un ataque rápido, en el día, un “car to car” que significara un aporreo digno, y cuyo objetivo nos dejara plenos y satisfechos, al menos por un tiempo. Pero ¿qué montaña – atractiva y/o desconocida - me podría ofrecer un desafío con estas características?


Hace dos meses subimos el cerro Cuatro Puntas Relato del ascenso al Cuatro Puntas, constatando la presencia de una atractiva vecina. Se trataba de una montaña que superaba los 2000 mts., en cuya cara sur se intuía algún tramo de escalada y unas empinadas ramplas nevadas en su tercio superior. Esto, sumado a la nula información deportiva con la que contábamos fue escusa suficiente para poner nuestra motivación en modo ON, y darle con todo. 


Con Tobias Hellwig – mi cordada en esta ocasión y autor de algunas de las fotografías de este relato - pasamos la noche en las cercanías de Villa Cerro Castillo y partimos rumbo al cerro en plena madrugada. Eran las 04:45 am. cuando abandonamos el vehículo, nos aventuramos en el bosque y alcanzamos el canalón de acceso. Acompañados de un hermoso amanecer ganamos altura rápidamente, alcanzando los 1.700 mts. del plateau que separa ambas cumbres (Cuatro Puntas y esta desconocida) a las 09:15 am.


Hicimos una buena parada en el corazón de este hermoso escenario montañoso, evaluamos las condiciones de nuestro objetivo y continuamos rumbo a su base motivados. La nieve estaba en muy buen estado, el día era prometedor y el entorno hablaba por si solo, un lujo a escasas horas de la “civilización”. Nos detuvimos en una pequeña repisa para definir la ruta que intentaríamos y nos equipamos.


Resolvimos ir por un canalón de 40 mts. de mixto donde predominaba el hielo. Para variar nuestro rack era “Polaco Style”, solo 3 tornillos de hielo, 5 friends de la vieja escuela y un set de stoppers. Escalé los primeros metros protegiendo en roca, hasta que me tocó superar unos 5 mts. de hielo a 80º donde amé los tornillos. Un poco más arriba - cuando llevábamos unos 25 mts.- monté una reunión para recuperar el equipo. El segundo “micro largo” fue de 15 mts., en los cuales coloque un tornillo y un friend antes de armar la reunión con una estaca al inicio del nevero. ¡Habíamos salido!


El nevero que fue necesario abordar debía andar por los 45º, pero era bastante expuesto y sostenido. Aprovechamos las dos estacas con las que contábamos para hacer dos largos de 60 mts. c/u, lo que nos dio paso al aéreo filo cumbrero. Unos metros hacia el Este se levantaba la menuda cumbre, nos observaba desde su enigmática soledad, vaticinando las intenciones de aquellos dos intrusos que emergían desde lo más profundo del valle. 


Habían pasado 8 horas y ½ desde aquel primer paso con rumbo al cielo, con rumbo a la celosa  intimidad de una cumbre que ahora nos sonreía. Fuimos testigos del despertar del valle, de la radiante luminosidad que envuelve la montaña por la mañana y de la impagable vista sobre un territorio que conmueve por su belleza. Felices, nos dimos un breve descanso para más tarde comenzar el largo descenso.  Arribamos al vehículo con 12 horas de actividad en el cuerpo, cansados y doloridos, pero infinitamente satisfechos.


PD: La cartografía de este sector es difusa, tanto en lo referido a alturas como a nombres de estas montañas. En cuanto a la historia deportiva del cerro que protagoniza el relato, se desconocen ascensos anteriores al nuestro. Se agradece cualquier información.