lunes, 21 de febrero de 2011

Actualidad: C° Puntudo, cosecha de reserva

Un reciente intento detenido por la espesura del bosque patagónico nos había dejado con las ganas, por lo que teníamos que pensar en un destino donde la espesa vegetación no sea un impedimento. Luego de un par de averiguaciones el objetivo había sido escogido, el Cerro Puntudo (2100), una linda montaña cuya breve historia se comenzó a escribir el año 1966, cuando fue ascendido por vez primera.

Vecino de los conocidos Castillo y Palo, el Puntudo se emplaza hacia el oeste, siendo acompañado por una serie de agujas de menor tamaño. Primero se remonta el estero Parada, se cruza (armarse de valor) y se sube junto a un estero ascendiendo poco a poco, hasta dejar el bosque atrás y comenzar con la clásica morrena.

Luego de 5 horas llegamos al lugar de campamento. Descansamos, comimos, nos hidratamos y fuimos a caminar hasta el final del valle, donde sabíamos, existía una bella laguna de verde intenso, así como algunas montañas que podrían convertirse en futuros proyectos. En tan solo 10 minutos accedimos a ella y disfrutamos del lugar. De regreso en el vivac, solo restaba preparar las cosas para el día siguiente y cruzar los dedos para dormir bien.


La noche estuvo excelente, sin frío y muy iluminada, como pocas en estas latitudes. Iniciamos la marcha a las 05:30, ascendiendo sigilosamente sobre las rocas de granito descompuesto hasta alcanzar, por fin, el primer nevero, todo mientras el sol hacia su aparición con delicadeza, incendiando el horizonte.

La vista poco a poco comenzó a retribuir nuestro “madrugon” y el cansancio. Valles, lagunas, glaciares y montañas afiladas formaban parte del paisaje que estimulaba nuestros pasos. Arribamos a la base de nuestro objetivo animados, estudiando la línea que seguiríamos sobre la roca que lucia prometedora.

Unos 80 metros de escalada sobre granito algo descompuesto pero aceptable esperaban por nosotros. Inicié el primer largo que concluyó en una cómoda terraza, más tarde KZ haría lo propio hasta alcanzar el accidentado filo que nos llevaría a la cumbre. Nos reunimos y analizamos el último aéreo y expuesto tramo de la montaña.


Nos desplazamos pacientemente a lo largo del filo alrededor de 20 o 25 mts., hasta detenernos en la aguda cumbre del “Puntudo”, una aguja que a falta de espacio nos regalaba un panorama excepcional. Habían sido poco más de 5 horas de esfuerzo ininterrumpido. Un testimonio del año 1989 nos daba cuenta de visitas anteriores (Mancini, Hartman y Briceño). Celebramos.

Comenzó el descenso. Transitar sobre el filo e instalar los rapeles. Bajo un intenso sol fuimos perdiendo metros hasta abandonar el torreón y detenernos sobre el glaciar. Lo más duro había pasado, respiramos tranquilos. El trayecto hasta el vivac puso a prueba nuestras rodillas, y las horas restantes hasta el vehiculo nuestra resistencia, que en lo personal se aleja mucho de la de Moro o Urubko.


"Mi entrenamiento dura 7 días a la semana y 365 días al año. A veces sucede que, por alguna razón, tengo que cancelar algún día de entrenamiento. Entonces el siguiente día que voy a entrenar, recupero los días que he perdido entrenando el doble". (Simone Moro)

PD: Con este ascenso los registros de cumbre disponibles del C° Puntudo alcanzan los 5, incluyendo los del año 1966, 1976, 1989, 2003 y 2011.