El rescate de las aventuras es una tarea permanente para este blog, ejercicio que por lo demás me permite revivir sentimientos y emociones de aquellos días de antaño, cuando todo era novedad y aprendizaje.
Hace un par de días me reencontré con parte de mis polvorientas fotografías de papel, las que me invitaron a recordar aquel lindo viaje a los volcanes de Chillan y sus conos Nuevo y Viejo.
Hace un par de días me reencontré con parte de mis polvorientas fotografías de papel, las que me invitaron a recordar aquel lindo viaje a los volcanes de Chillan y sus conos Nuevo y Viejo.
Básicamente nos trasladamos hasta los volcanes en dos grupos, algunos en vehiculo y otros en locomoción pública, para finalmente encontrarnos al caer la tarde en el centro de ski de dichos macizos. Era junio del 2004, por lo que el frío y la nieve nos dieron una ruda bienvenida.
Caminamos un par de horas iluminados por nuestras luces de frontal, soportando el implacable frio, hasta detener nuestros pasos en una cómoda explanada que parecía ser el lugar indicado para acampar. Protegidos del viento y con nieve disponible para fundir nos fuimos al “sobre”, todos con la ilusión de alcanzar las cumbres al día siguiente.
Caminamos un par de horas iluminados por nuestras luces de frontal, soportando el implacable frio, hasta detener nuestros pasos en una cómoda explanada que parecía ser el lugar indicado para acampar. Protegidos del viento y con nieve disponible para fundir nos fuimos al “sobre”, todos con la ilusión de alcanzar las cumbres al día siguiente.