lunes, 11 de enero de 2010

¿Los tres mosqueteros o la rompe cráneos?

Definitivamente el calendario esta lejos de convertirse en una referencia para calcular la estación del año en Patagonia. Playa, arena, sol y cuerpos bronceados lucen como un espejismo al otro lado de la pantalla. Pese a todo, nos aferramos a la esperanza de obtener una tregua que llego en el mejor momento. El destino, Mackay “again”.

Luego del trekking de acercamiento que promedio 1 hora de marcha accedimos a la base de la ruta propuesta. Una linda perrita de una parcela aledaña se nos había acoplado, canino que resulto tener una especial conexión con nuestro amigo Franco, después de todo, parece que lo del amor a primera vista es cierto.

Luego de preparar el equipo estuvimos listos. Como buen aprendiz me ofrecí a puntear el 1er largo e inicie la marcha rumbo al cielo, mientras mis queridos compañeros animaban la escalada con la “seriedad” que les caracteriza. Serian 3 largos de un 5.8 aproximadamente.



Poco a poco nos fuimos encontrando en la reunión. El día no ofrecía viento y la temperatura estaba agradable, los astros amenazaban con estar a nuestro favor. Posamos para la foto “sin asco” y nos preparamos para el siguiente largo.

Pablo punteó la siguiente sección, mas tarde fui yo encadenando y Franco cerrando la escalada. Sin grandes complicaciones estuvimos los “3 mosqueteros” en la segunda reunión. Se trataba de una repisa bastante cómoda para el descanso y las maniobras, todo un lujo a unos 80 mts. del suelo.


Franco inicio el 3er largo que término recién 50 mts. mas arriba, en un lugar que ofrecía muy poca comunicación, donde terminaba la ruta deportiva. En vista de la situación alcanzo la cadena y descendió hasta donde nosotros haciendo 2 rápeles. Ahora vendría nuestro turno.

Con Pablo decidimos alcanzar la tercera reunión llevando cuerdas dobles y así reducir los rápeles a uno. Inicié el último romance del día con la roca, encadenando y disfrutando cada paso en la verticalidad de estas paredes, posiblemente mucho más que mis compañeros, habituados a este tipo de menesteres.

Reunión, rapel y para abajo, nuevamente todos juntos esperando la cuerda, pero, ¡¡sorpresa!! una serie de “piedrecillas” bombardearon la repisa de nuestra segunda reunión y para variar yo fui el premiado. Una laja considerable cayó sobre mi cabeza, magullando el casco y destruyendo una pequeña sección del gorro de mi chaqueta, el resultado ¡¡se compran neuronas!!

Amo los parajes de la emoción, pues ellos no conocen el olvido, solo existe el verbo abstracto del alma, yo vivo del alma. He llegado hasta aquí buscando respuestas, revelando el misterio entre escribir y ser, entre sentir e interpretar...Alturasur

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