martes, 3 de febrero de 2015

Por las huellas Neozelandesas: Dándole palo al "Palo"

“Los grandes proyectos montañeros no suelen ser al azar ni un antojo de fin de semana, sino que  los pololeas durante un tiempo - meses o años - hasta que se dejan amar o te matan de amor en el intento”. Palabras que resumen mi romance con el Cerro Palo (2.200 mts.), una mole imponente y llena de historia, que sabía, podía estar a mi alcance en algún minuto. Había que intentarlo.


El plan inicial era escalar deportiva en El Maitenal con mi buen amigo y gran montañero, Guido Muñoz, sin embargo, la previsión meteorológica comenzó a decirme otra cosa. Le expuse el plan a mi compañero y en poco tiempo estuvimos caminando rumbo al campamento Neozelandés, donde arribamos en tan solo 2 horas y ½, un tiempo excepcional que evidenciaba nuestra condición física y motivación.


Dejamos nuestro equipo de vivac en el campamento y partimos a eso de las 03:30 am. Cruzamos el estero Parada, comenzamos a remontar la morrena y posteriormente el glaciar que franquea la cara Este del Cº Palo. En 2 horas alcanzamos el collao desde donde iniciaríamos la escalada. La falta de luz nos obligó a esperar un rato mientras el frio hacía de las suyas. Dejamos un pequeño depósito y fuimos por la embrujante cara norte del Palo.


Buscamos indicios de la ruta NZ inaugurada en 1976 y los encontramos. Rack, zapatillas, casco y para arriba, escalando todavía con las manos heladas, pero con la esperanza de que el sol pronto llegaría. Fuimos alternando la punta y dejando la mochila para el segundo, estrategia que resulto efectiva a medida que ganábamos altura entre torres, placas, fisuras, canalones y terrazas.


Sin ser un gran escalador y algo lejano a los proyectos roqueros lo estaba disfrutando, como dicen por ahí: “Apretando con la cabeza y empotrando con el corazón”. El primer paso duro llego en el 3er largo, donde Guido cambio una fisura por una placa de buenos agarres pero muy vertical, de protección dudosa y mala salida, al punto de que se paró sobre mis hombros para alcanzar la primera regleta.


Los siguientes largos fueron relativamente cómodos, "disfrutones". El sol comenzaba a brillar en lo alto ofreciéndonos un gran panorama alpino, cielos azules y casi nada de viento. Escalábamos fluido y sin contratiempos sobre roca aceptable. Nuestro sueño amenazaba con materializarse poco a poco, metro a metro.   


Finalmente alcanzamos la última dificultad importante, un tramo de unos 7 metros, los primeros 3 en fisura y los restantes 4 con una especie de “off-width” muy aéreo y vertical. Habíamos llevado clavos,  estribo y martillo por las dudas, sin embargo no fue necesario.  Entre contorsiones dignas del circo “Du Soleil” Guido alcanzo la reunión. Yo subí de segundo con menos dificultades que en la primera placa.


Más tarde vino un pasito por aquí, un gateo por allá y la cumbre que estaba al alcance de la mano. A las 12:45 nos parábamos en lo más alto del Cº Palo teniendo como testigo un día maravilloso. Nos abrazamos emocionados, como lo hicimos exactamente 3 años atrás en la cumbre del Monte San Lorenzo. La ruta NZ se escalaba por 4ta vez, éramos la 5ta cordada que visitaba la cumbre y la 3ra chilena.    


El descenso fue de cuidado, pero logramos bajar sin inconvenientes. Dejamos algunas anillas y maillones para facilitar la maniobra. En 3 horas estuvimos sobre el glaciar y a eso de las 17:30 arribamos al campamento. A última hora de la tarde llegábamos al jeep y a las 22:30 a Coyhaique. Atrás quedaba el recuerdo de un día intenso, lleno de voluntad y camaradería, el día en que habíamos estado en la cumbre del mítico Cerro Palo.       

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