Cuanto polvo y tela de arañas en este campamento cibernético.
Pero bueno, la verdad es que luego del Ferruginoso no hubo más montaña, una
tendinopatía en la rodilla derecha se opuso y no pude ganarle el gallito, aun
cuando tuve sesiones de kine y ejercicios de recuperación. Seguramente no fui
lo suficientemente aplicado, y eso hay que reconocerlo.
Sin embargo, y como lo he dicho en más de una oportunidad, no
solo de montaña vive el hombre, también hay roca, esa que queda muy cerquita
del auto y para la cual no hay que cargarse como mula. Una alternativa que tome
gustoso, me ayudo a olvidar a ratos mi lesión y lo mejor, me permitió disfrutar
y mejorar en este noble elemento.
Para no latearlos, resumiré los lugares que más visite este
verano y los dejare con las imágenes. Por su cercanía fui muy pegote con Villa
Jara, ya que me permitía escalar en la semana después del trabajo. También visite
en un par de ocasiones Lago Frío, Maitenal, Chabela, El Águila y, por supuesto,
nos dimos una vuelta al rockfest que se desarrolló en Puerto Ibáñez, linda
iniciativa.
Buena temporada rockera, muy linda y satisfactoria. Incluso,
a ratos sentía que progresaba. ¿El grado? Full dieces y algún 11.a por ahí
encadenado. Y como no, todo proceso amerita de un buen final, es por eso que
nos fuimos a conocer la mítica Piedra Parada los primeros días de mayo, pero
esa historia se las contare en el siguiente relato que está por salir.
PD: Aprovecho de agradecer el aguante de mi cordada roquera de esta temporada, Eduardo Lorca, quién siempre "apañó", fue responsable, y lo mejor de todo, comenzó a dar sus primeros pasos en el mundo de la escalada.
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