Han pasado varias cosas. Sin ir más lejos estoy en deuda con el especial de escalada en hielo correspondiente a esta temporada invernal, pero bueno, ya vendrá. También hubo un segundo intento frustrado a un cerro cercano al lago Las Torres y un trekking en las inmediaciones de Coyhaique, pero les juro que ya escribiré sobre ello. Por ahora, quiero remitirme a lo que fue nuestro ascenso a la cumbre norte (1.621 mts.) del Cordón Pedregoso.
Ubicado al norte
de Mañihuales, muy cerca de la laguna Pedro Aguirre Cerda, el Cordón Pedregoso
es un antiguo conocido mío, ya que estuve en su cumbre sur (1.580 mts.) hace ya
5 años, en aquella oportunidad junto al “loco” Harry Relato: Cumbre Sur del Cordón Pedregoso. El nombre se lo dimos en
honor a su ubicación, ya que no figura con denominación alguna en las cartas de
la zona (si alguien quiere aportar información al respecto, bienvenido).
Definitivamente
es el invierno la estación para visitarlo. El cordón posee numerosos canalones
y nosotros fuimos por uno de ellos en su cara norte (hacia el oeste se intuyen más
técnicos y requerirán de más tiempo), el cual a pesar de su simpleza, nos
demandó 1.300 mts. de desnivel a superar desde el vehículo. Primero algo de
“chala” por un camino interior, luego su respectivo modo “jabalí” en el bosque,
y por fin el canalón en toda su magnitud.
Inicialmente la
nieve se presentó blanda, pero a medida que ascendimos fue mejorando en su
consistencia, al punto de demandarnos el uso de crampones y piolet. Nos movimos
a paso regular, cómodos, disfrutando del entorno y el paisaje en un día
radiante y de cielos azules. ¿Invierno? La verdad es que gran parte del ascenso
lo hice en primera capa y sin guantes, un lujo si no fuese por la caída de
material.
La pendiente muy
tranquila, algunos pasos de 45° y sería. En algún minuto parecía imposible pero
sucedió, ¡el canalón llegó a su fin! alcanzamos el filo cumbrero donde la vista
era soberbia. La cumbre estaba cerca, unos 200 mts. hacia el suroeste. El
terreno comenzaba a ablandarse pero nosotros no, queríamos ser – posiblemente –
los primeros en aquella cima que en su aparente modestia, era capaz de
satisfacer nuestros anhelos de andinista.
¡Cumbre! 5 horas
y 30 minutos de actividad continua nos dejaron en lo más alto. Ahí estábamos,
en ese contacto íntimo con la naturaleza, comprendiendo con más claridad que
nunca, el porqué de nuestro esfuerzo. Agradecí íntimamente tener la salud, la
energía y la motivación necesaria para estar nuevamente de pie sobre uno de
estos simbólicos altares en compañía de buenos amigos.
Aprovecho de
agradecer la excelente compañía de “Berni” y “Lalo”, compañeros en esta
aventura “full day” que terminó alrededor de las 18:30 hrs. cuando alcanzamos
el punto cero, maltratados pero felices, con 10 horas de actividad en el
cuerpo. Como dicen por ahí, ¡que no pare la motivación!
No hay comentarios:
Publicar un comentario