domingo, 21 de agosto de 2011

Actualidad: ¿Mano Negra o Mano Blanca?

Preparamos el equipo y partimos. Teníamos un día para sacarle el jugo y sí que lo hicimos. Con KZ nos dirigimos al cerro Mano Negra, que promedia los 1.800 mts. Se trata de una mole caprichosa y poco visitada emplazada unos 50 km. al norte de Coyhaique. Sabíamos que la opción de ir en pleno invierno nos podría ofrecer más de alguna sorpresa y no nos equivocamos.

Recién a eso de las 09:45 abandonamos el vehículo e iniciamos la aproximación por el clásico bosque patagónico. Progresamos sobre nieve en regular estado pero con raquetas, por lo que el avance resultó ser bastante esperanzador. Sudamos la gota gorda, esta claro, pero impusimos un buen ritmo, constante y casi sin detenciones.

En tan solo 2 horas alcanzamos en límite de la vegetación, instante que nos regaló un espectáculo maravilloso con nuestro objetivo dominando la escena. Vestido de blanco, el cerro nos hipnotizó automáticamente, obligándonos a dirigir nuestros pasos ansiosos hasta lo más íntimo de sus heladas entrañas y torres de cristal.

Eran las 13:20 hrs. cuando comenzamos la escalada del canalón más evidente que recorre la cara oeste de la montaña. Nieve regular y pendiente moderada con algunos pasos y resaltes inclinados nos mantuvieron concentrados, todo mientras visualizábamos la mejor alternativa para abordar la torre final que nos vigilaba desde lo alto.


Con canalones cada vez más inclinados sobre nieve muy inestable nos fuimos acercando hasta la base de la cumbre, siempre desencordados, siempre disfrutando al máximo de un particular día invernal. A esas alturas la nula opción de proteger ya nos estaba dando pistas respecto de lo que podríamos encontrar más arriba, pero las cartas ya estaban sobre la mesa.

Serpetenando entre coliflores de hielo espumoso y canalones de nieve, finalmente alcanzamos la base de la torre cumbrera. Unos 30 o 40 mts. nos separaban de la cumbre, pero antes había que escalar una inhumana pared de nieve y costras de hielo donde ningún seguro (tornillo o estaca) se ganaría los porotos como corresponde. “Era la cumbre o la muerte”, optamos por la prudencia.

Aprovechando nuestras energías y las horas de luz que nos quedaban decidimos explorar otros canalones que llevasen a la torre (o al dedo) final, intención que logramos a medias debido a las malas condiciones del terreno que se contradecían drásticamente con el soberbio panorama alpino en el que nos encontrábamos.

La última inspección nos llevó a una especie de cueva que comunicaba con la cara norte de la montaña, ahí nos dimos un buen descanso, comimos, hidratamos y aprovechamos la ocasión para autorretratarnos como cordada en una de las buenas actividades de este año para nosotros en Patagonia.

Con el reloj apurando nuestros pasos, preparamos un hongo de nieve y rapeleamos hasta la seguridad del canalón principal. Después vendría el descenso hasta la entrada de la canaleta, lugar donde habiamos dejado nuestros bastones y raquetas para alivianar el peso en el ataque a cumbre.

Cuando el sol estaba en el ocaso emprendimos el descenso hasta el vehículo, no sin antes darnos unos breves minutos para disfrutar del “incendio celestial” que vivía la montaña, una fina obra maestra pintada en acuarela. Nos retiramos con el corazón lleno y agradecido. Volveremos.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola chicos muy bueno su blog los felicito! he visto este cerro desde Puerto Aysén, no sé si sea el mismo, corrijanme si me equivoco, y me gustaría conocerlo, me podrían comentar como llego hasta las faldas del cerro, gracias!!!!

Unknown dijo...

Hola amigos gracias por sus aporte intentare este fin de semana escalar con la primera mujer que se aventura a conquistarla gracias saludos 1000