lunes, 26 de julio de 2010

Hielo de Fusión: Una Cascada Patagónica

La espera fue larga, pero al fin estuvimos en condiciones de ir a inspeccionar la primera cascada de la temporada. En un día de clima incierto accedimos hasta el sector del portezuelo Ibáñez junto a KZ y 2 amigos más que se nos unieron en esta oportunidad para ir a trekkear. Definitivamente fue una muy buena y necesaria tarde.

La cascada principal del cerro 1920 quedo en nuestra retina desde que la visitamos en octubre del 2009. Había que volver en pleno invierno para constatar en terreno todos sus atributos que se despliegan por poco más de 30 metros, destacando al fondo de un hermoso coliseo, y cuya mayor bondad es su cercanía con el camino.

Unos 45 minutos de marcha desde el vehículo nos dejaron a sus pies. Rápidamente nos equipamos y remontamos una de las empinadas laderas del sector para acceder al nacimiento de la cascada y montar un buen anclaje. Había que testear este enorme brazo de hielo en toda su magnitud.

Por suerte habíamos subido un par de estacas, ya que por la gran cantidad de nieve en la superficie nos hubiese sido imposible emplazar tornillos. Armamos un anclaje con 2 estacas y un piolet como backup, reunión que nos dio bastante seguridad por la buena consistencia de la nieve en aquella zona. Ahora había que probarla.

Fuí por el 1er rapel y más tarde lo hizo KZ, descenso que no tubo grandes inconvenientes, de no ser por lo irregular que se mostraba la estructura de hielo, y por los 3 o 4 metros de cuerda que nos faltaron para llegar hasta la seguridad plano, tan solo un detalle para dos hambrientos por “jugar” con el preciado elemento.

Luego de un té reponedor y algunas galletas estuvimos en acción. Literalmente picamos hielo, ya que este caía con cada golpe de piolet, lo que hacia la escalada bastante insegura, pero no menos disfrutable. El avance por la columna de agua congelada evidenciaba en algunos pasajes mucha fragilidad, y la idea de emplazar seguros a lo largo de la ruta se intuía impracticable.

Midiendo los golpes y los pasos pudimos sacar la ruta que ofreció un ambiente impagable, fuera de permitirnos estrechar nuevamente el vínculo con este medio tan frío como hermoso. Por fin probábamos un WI (water-ice) patagónico de aquellos, una actividad largamente esperada y anhelada.

Antes de que la luz del día se nos vaya por completo, decidimos desequipar la ruta para volver a la seguridad del camino. Poco a poco nos fuimos alejando de este nuevo parque de diversiones, siempre con la ilusión de volver a probar otras cascadas de la zona que nos permitan aumentar en confianza y técnica.

A continuación dejo un video que evidencia las potencialidades de este hermoso anfiteatro, un lugar que espera a expertos, iniciados y aprendices, donde es posible probar desde una interesante cascada hasta cortas y entretenidas rutas de alpinas, ¡Saludos Invernales!

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