

Mi romance con la roca responde a una historia corta y breve, que se inicio este verano con la práctica de la escalada deportiva en los alrededores de Coyhaique. Como buen aprendiz de deportiva, cada paso sobre la roca se convirtió en ganancia, el prerrequisito perfecto para comenzar a aventurarse en el complejo mundo de la escalada tradicional.


Aprovechando el tiempo - tanto meteorológico como de reloj - de estos últimos fines de semana, inicié un aprendizaje gradual respecto del mundo de la escalada tradicional, considerando tips tales como equipo, emplazamientos, reuniones y otros, visitando diferentes lugares apropiados (o inapropiados) para este fin, algo así como granito taiwanés.
Me permití publicar en este tema un par de imágenes, que si bien se escapan al deporte propiamente tal, reflejan las características del entorno en que se desarrolla, y que por lo demás, constituye una motivación y un fin en si mismo.
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