miércoles, 19 de julio de 2017

Hielo de fusión 2017 en HDR: Un “manjar” para los ojos

Dicen que es malo comparar, pero en esta oportunidad es imposible no hacerlo. De un flojo invierno 2016 pasamos a un estricto invierno 2017. Nevadas recurrentes y periodos de frio han calado hondo en nuestra geografía montañosa, dejándonos un regalo que cada año esperamos como niños en la víspera de navidad, hielo de fusión. Y si esta junto al camino, mucho mejor.


Con la gracia de dios y la alineación de los astros ya hemos podido darnos un par de vueltas a las típicas zonas de escalada que se encuentran en el sector del portezuelo Ibáñez. De la emoción de volver a picar hielo pasamos a la concentración y más tarde, porque no decirlo, al sufrimiento, pero claro está, sufrimiento del bueno. Jornadas de deporte y camaradería que he querido retratar con imágenes simuladas en HDR, una técnica fotográfica que para mi gusto, eleva las cualidades de los entornos helados a su máxima expresión.   
    

Un mejor rango dinámico de luminancias entre las zonas más claras y las más oscuras de una imagen, eso es lo que ofrece el HDR. Una fotografía de alto rango dinámico que permite captar la escena de una manera más acorde a las visualizadas por el ojo humano, que cuando observa el mundo que nos rodea es capaz de distinguir detalles en zonas con una diferencia de iluminación muy superior a la soportada por otros formatos.


Primero fue la bombacha. La cascada regalona del sector, donde se lleva a cabo el ya tradicional “Ice Fest Patagónico”. Un tubo estético y delicado que en su mitad inferior se encuentra más tumbado, permitiendo moverse con cierta comodidad, pero sin confiarse. En su mitad superior posee algunas chapas, por lo que es posible incorporar algunos pasos de mixto y contar con buenos descuelgues para abandonar la vía.   


Más tarde visitamos una cascada que en lo personal nunca había escalado, básicamente porque no la había visto en condiciones abordables en temporadas anteriores. ¿Su mejor gracia? Está al lado del camino, yo diría que a unos escasos 30 metros. Y fue una gran sorpresa, aquel día se encontraba con un hielo bastante grueso y plástico, permitiendo una progresión exquisita. Lo más delicado fue el descuelgue para limpiar la vía, ya que me tire de unos candelabros bastante penosos, pero aguantaron.


Finalmente el manjar de la fiesta hasta el momento, y para mi gusto, la cascada más “apretona” del sector: la cortina. Pillamos sus cerca de 30 metros en condiciones muy viables, principalmente su tramo superior, que contaba con un hielo sólido y grueso. También cuenta con una chapa intermedia y una reunión para descuelgue. Se trata de una línea bastante vertical, pero increíblemente hermosa. El patio de juegos que cualquier niño (como nosotros), quisiera tener.


Pero bueno, estamos a mitad del invierno y aún queda hielo por picar. Más tarde vendrán - si dios así lo quiere - los proyectos de rutas en montaña. Aprovecho de agradecer a mis “compañeros de armas” en lo que va del invierno: Ricardo Campos, Tobías Hellwig, Pablo Cid y Made Kunz, además de Claudia Millahual que me apoya en todos mis sueños e ideas.     

No hay comentarios: