lunes, 13 de enero de 2014

Actualidad: Los enigmas del C° Picacho (1954 mts.)

Posiblemente se trate de uno de los cerros más emblemáticos y fotografiados del norte de la región de Aysén. Su figura estilizada no pasa desapercibida, atrayendo miradas de turistas, curiosos, y claro, de los montañistas también. Hace un par de años le hice un “cuasi” intento, pero su espeso bosque nos mando para la casa. Ahora, la cosa seria diferente.


En compañía de Javier Galilea (21) me embarqué en este tentador proyecto. Primero el viaje desde Coyhaique y más tarde el famoso bosque patagónico. Como era de esperarse nos dimos con todo, “combos iban, combos venían”, hasta que finalmente logramos superarlo y montarnos sobre un lecho de rio que nos sacó de la línea de vegetación.


Luego de 6 horas y 30 minutos de arduo caminar montamos el vivac sobre una pequeña explanada a 1.230 mts. (cerca de unos diminutos manchones de nieve), lugar donde disfrutamos de la tarde y una rica comida para recuperarnos. El olvido de una cuchara nos obligó a darle un nuevo propósito al extractor de nuts. 


Iniciamos la marcha a las 04:20 am. Primero alcanzamos el portezuelo que da acceso a la cara oeste de la montaña e iniciamos una suerte de traverse ascendente, ganando altura rápidamente sobre acarreos, rocas y restos de granito. El amanecer ya comenzaba a pintar el horizonte y la escurridiza torre del Picacho comenzaba a mostrarnos el camino.


El ascenso continuó sobre un canalón de nieve dura que nos llevaría hasta un collao en la arista suroeste. Lo abordamos concentrados, ya que no consideramos piolets ni crampones para la ascensión. Al cabo de unas horas estuvimos en el lugar donde estimamos, debería comenzar nuestra escalada. Nos equipamos y planificamos los últimos metros.


Fueron alrededor de 170 metros de escalada sobre granito, en total 4 largos hermosos inmersos en un escenario típicamente patagónico, condimentado con frío, vértigo y soledad. Posiblemente el paso más duro alcanzo el 5.9, demandando la pericia del primero de cuerda y estrujando las fuerzas del segundo, que subía con la mochila.      


Luego de 7 horas de esfuerzo alcanzamos la arista cimera y más tarde la solitaria cumbre del cerro Picacho, el día era espectacular y la felicidad total, celebramos. Aprovechamos la oportunidad para subir un libro de cumbre en el cual nos anotamos, posteriormente lo dejamos protegido bajo unas rocas. Eventualmente se podría tratar del 6to ascenso absoluto. 


El descenso lo realizamos por la misma línea de ascenso, sin encontrar vestigios de otras cordadas. Hicimos 4 rapeles (no quisimos alargarlos mucho para evitar que se atascara la cuerda) y alcanzamos el collao. Posteriormente vino el descenso hasta el vivac y luego hasta el vehículo, donde arribamos pasado las 20:00 hrs. hastiados con el bosque, pero infinitamente satisfechos.

 

PD: Quiero agradecer la participación de Javier en esta actividad, un joven y fuerte montañero con muchas condiciones. Seguramente el destino le tiene preparadas potentes cumbres para los años venideros.