viernes, 20 de enero de 2012

San Lorenzo: Besando el cielo de Patagonia

Un receso que duro poco más de 2 meses llegaba a su fin. Se había conformado un buen grupo y el objetivo elegido nos tenía dispuestos y motivados, se trataba de la expedición San Lorenzo 2012, un cerrazo a todas luces que pondría a prueba, sin lugar a dudas, nuestra capacidad física, técnica y sicológica. No por nada es la 2da cumbre más alta de Patagonia con sus 3.706 mts.

Partimos de Coyhaique el viernes 13 de enero rumbo a Cochrane, lugar donde pasamos la noche para continuar el día siguiente hasta el fundo San Lorenzo. En este lugar nos esperaría el arriero, pero debido a algunos percances en la comunicación (coordinación), terminamos cargando todo nuestro equipo hasta el refugio Toni Rohrer, en lo que fue una dura jornada de casi 4 horas y más de 30 kg. en la espalda c/u.



El tercer día de expedición partimos rumbo al C1, que habíamos decidido montar en el “Paso del Comedor” (1.960 mts.). A esas alturas el objetivo ya estaba a la vista, deleitándonos con su magnificencia y amenazante belleza. 6 horas no tomo alcanzar el C1, donde la ausencia de lugares para montar carpas nos obligo a “vivakear”.
El grupo lo integrábamos Pedro Sepúlveda (Chepo), Guido Muñoz y Marco Poblete (Alturasur), todos con bastante experiencia en montaña y unas ganas enormes de averiguar un poco más sobre esta histórica mole de roca y hielo que obsesiono al padre De Agostini.


Luego de una noche tranquila nos equipamos para partir rumbo al C2, trayecto que nos demandaría superar el paso conocido como “Brecha de la Cornisa”. Este lugar se encontraba muy agrietado e inestable, sumado a que el hielo se comenzaba a separar de la roca, lo que nos obligo a realizar una pequeña escalada luego de la cual pudimos ver el inmenso glaciar Calluqueo.



Descendimos un par de metros por el glaciar en dirección a la cascada de hielo que da acceso al hombro norte. Fueron intensas horas de marcha bajo un sol radiante, hasta que decidimos detenernos en un sector a salvo de las grietas cuando el altímetro marcada los 2.200 mts. A pesar del agotamiento el animo estaba a flor de piel, por lo que planificamos el ataque a cumbre, cuya mayor novedad seria que “Chepo” nos apoyaría desde el C2.


A las 04:15 am. salimos rumbo a la cumbre. Nos abrimos paso en la oscuridad con luces de frontal, muy atentos a no sucumbir ante alguna grieta. Progresamos rápido sobre nieve dura, para a eso de las 07:00 iniciar la escalada a través del laberinto de grietas y seracs que protegen el acceso al hombro norte.


Una vez sobre el hombro iniciamos la enorme travesía en dirección sur, ganando altura paulatinamente. El día prometía y nosotros no estábamos dispuestos a aflojar, por lo que soportamos estoicamente las rachas de viento “fresco” con que se defendía la montaña. Alrededor de las 10:00 estuvimos frente a la impresionante cumbre principal y su envolvente imagen salpicada de hongos y coliflores.


Luego de un merecido descanso fuimos por lo más alto del macizo. Haciendo un ejercicio supremo de tolerancia al esfuerzo fuimos ganando altura hasta detenernos bajo el hongo somital que corona la cumbre. Eran unos 12 mts. de escalada delicada y expuesta, sobre un terreno muy inestable y vertical, pero quería subir, aun cuando la historia de este “champiñón” nos hablara de desgracia y muerte. Aposte a ganador…

A las 12:00 pm. del día 17 de enero del 2012 nos dimos el abrazo cumbrero en lo mas alto del San Lorenzo, tal como lo hiciera en 1943 el sacerdote salesiano. Una vista impagable, emoción, satisfacción, dolor, miedo, todo se conjugaba ahí, en ese lugar tan reconfortante. Como dicen los españoles, “nos hemos comido toda la torta, y la guinda también”.

Regresamos al campamento entre white-out, desescaladas y rapeles. Dos días más nos tomaría llegar hasta Coyhaique, lugar desde donde recuerdo hoy los grandes momentos de ayer, donde el esfuerzo y la convicción se aliaron con la energía y la pasión. Gracias a dios, gracias a la vida por esto.