jueves, 20 de octubre de 2011

Actualidad: Por las venas de la Patagonia

Aprovechando un proyecto que desarrolla el Instituto Chileno de Campos de Hielo, el cual es cofinanciado por Corfo (lugar donde trabajo actualmente), me sume a una hermosa travesía fluvial que comprendió la navegación del río Baker, específicamente entre la confluencia del Baker con el río Colonia y el increíble glaciar Jorge Montt. (En el mapa la ruta de navegación marcada en rojo).

Luego de arribar a Cochrane, el segundo día de viaje nos trasladamos por un camino muy áspero hasta las confluencias de los ríos Baker/Colonia, lugar donde abordamos las balsas que nos trasladarían hasta el sector conocido como El Saltón. Fueron casi 5 horas de un estupendo viaje, disfrutando de un paisaje único. El día también nos acompaño.

El tercer día no fue muy distinto, el sol brillaba en lo alto y el grupo estaba muy animado. Por la mañana realizamos un pequeño trekking a un histórico lugar conocido como el “Paso Lucas Bridges”, zona expuesta y peligrosa por donde se arriaba el ganado antiguamente. Por la tarde navegamos - esta vez en embarcaciones a motor – hasta Caleta Tortel, trayecto que nos tomó poco más de tres horas.

Con todo listo y dispuesto, el cuarto día de travesía nos embarcamos con rumbo al fiordo Jorge Montt. Alrededor de las 13:00 hrs. el trimaran “La Clorinda” nos dejaba en un desolado roquerío donde esperaba por nosotros el bote de madera (con complejo de rompehielos) de Claudio Landero, un gran personaje que se crío en estas latitudes. Navegando entre los icebergs finalmente accedimos a una playa muy cerca del glaciar.

El mismo día hicimos un trekking hasta un mirador privilegiado del Jorge Montt y la enorme masa glacial que se pierde en la inmensidad desolada del Campo de Hielo Sur. Habían sido casi 3 horas de ascenso y 2 de bajada, hasta que arribamos al campamento base. Durante la noche compartimos en torno a la fogata más austral e inhóspita que hubiese conocido.

Despertamos con un día bastante ameno y comenzamos a levantar el campamento. A medio día dejamos el lugar dirigiendo nuestros pasos a Caleta Tortel. Abandonamos el fiordo, cambiamos de embarcación y en un par de horas estábamos de regreso en la “civilización”. Ducha, comida, descanso y a dormir, todo mientras la lluvia se desataba con fuerza refrescando los estoicos bosques y canales australes.

El último día de travesía consistió en el traslado Tortel-Coyhaique vía Carretera Austral. Serian 9 horas de un viaje que lejos de agotarnos nos inyecto aun mas energías gracias a las enormes dosis de paisajes que ofrece este rincón de la Patagonia. En definitiva, una excelente experiencia que más haya de permitirme disfrutar de prístinos escenarios, me dio la opción de conocer excelente personas.