miércoles, 7 de mayo de 2008

Actualidad: Un retorno a la era del Hielo

Llevaba 2 meses sin poder ir a la montaña, una lesión al dedo gordo en marzo, y un resfrío prolongado en abril, sumado a días de mal tiempo cuando habían posibilidades de subir, lo habían impedido. El fin de semana largo del 1 de mayo era la fecha que todos estábamos esperando, el clima prometía y las ganas ya se habian convertido en una verdadera angustia, ¿Qué hacer?

Con mi cordada llevamos algún tiempo trabajando para poder concretar un sueño, un sueño más de esos que se tejen en las alturas, y como parte de la preparación era necesario e imperioso poder ver algunas técnicas de hielo, exacto!, ese era el escenario que necesitábamos.


Partimos 4 amigos y montañeros rumbo a la cara sur del Villarrica, nadie la conocía y eso era motivante. Nos documentamos e iniciamos el viaje. Fueron cerca de 4 horas de marcha hasta encontrar el lugar adecuado para establecer el campamento, en medio del glaciar.


Ese primer día levantamos el campamento, inspeccionamos la zona para determinar los lugares de trabajo y nos fuimos a dormir bien hidratados y alimentados esperando la acción del segundo día.


Comenzamos a practicar a las 9 de la mañana en un día hermoso. Revisamos anclajes, vimos rapel, aseguramiento y finalmente escalamos en distintas modalidades rutas de diversos largos y dificultades, actividad que nos mantuvo todo el día ocupados y entretenidos, aprendiendo, adquiriendo confianza y por sobre todo, disfrutando de la magia inmaculada de la montaña. Cansados, nos retiramos al atardecer.




El tercer día continuamos con las prácticas durante la mañana, trabajamos en 2 cordadas ya que habíamos subido bastante equipo. Los tornillos siguieron girando y los piolets continuaban golpeando el hielo que se lucia con diversas formas, colores y durezas. A las 12.15 dimos por finalizada la práctica, satisfechos.





Retornamos al campamento, comimos algo y preparamos el equipo para descender. Abandonamos el glaciar y luego de 2 horas y media de marcha alcanzamos el punto donde nos encontraríamos con el transporte. Habían sido 3 días de intenso trabajo, aprendizaje y regocijo, todo se había alineado a nuestro favor.